El presidente de la Federación Española de Atletismo (RFEA), José María Odriozola, aseguró que se siente una víctima de la operación Galgo y que no piensa dimitir de su cargo, pese al "disgusto" que le dio ver implicada a la atleta Marta Domínguez.

 "No voy a dimitir. Yo soy una víctima. Sería de cobarde abandonar ahora el barco", dijo el veterano dirigente, que lleva 22 años al frente del organismo. "Probablemente ahora con más fuerza me voy a presentar otra vez".

Catorce personas fueron detenidas en una redada de la Guardia Civil española contra una supuesta trama de doping, entre ellas Domínguez, campeona mundial de 3.000 obstáculos y vicepresidente de la RFEA, y el médico Eufemiano Fuentes, principal implicado en 2006 en la operación Puerto.

 "Ha sido el mayor disgusto y un problema que no me podía ni imaginar", dijo Odriozola sobre la implicación de la atleta de 35 años, a la que suspendió cautelarmente como vicepresidenta.

El dirigente no ha hablado con Domínguez, que está recluida en su casa de Palencia. Lo intentó, pero el teléfono estaba apagado. "No lo he vuelto a intentar. Creo que es ella la que me tiene que llamar", advirtió.

En una multitudinaria rueda de prensa en la sede del organismo, el presidente federativo, de 71 años, admitió haberse equivocado con algunas de las personas involucradas en Galgo, pero defendió su gestión antidoping.

 "Yo llevo 30 años luchando contra el dopaje", aseguró Odriozola, que recordó que una de sus primeras decisiones cuando llegó a la cima del ente rector fue despedir a Fuentes como médico federativo y apartar al entrenador Manuel Pascua, otro de los más conspicuos implicados en el escándalo. Sin embargo, este último, el entrenador más laureado del atletismo español, regresó a la Federación en los últimos años como asistente técnico.

"Pensaba que había cambiado", dijo Odriozola sobre el entrenador de 77 años, pese a que admitió que sus relaciones siempre fueron "muy tensas". Junto a Fuentes, Pascua creó un grupo de trabajo a principios de los años 80 que abogaba por la "preparación biológica" y que despertó sospechas desde el principio.

Odriozola cortó toda relación de la Federación con los implicados en la supuesta trama, en la que también están el entrenador de Domínguez, César Pérez, y su agente, José Alonso Valero, además del atleta Alberto García, la entrenadora Mary Martínez y el ex ciclista Alberto León, supuesto correo de Fuentes.

Todos fueron puestos en libertad con cargos como sospechosos de un delito contra la salud pública, a la espera del desarrollo de las investigaciones.

El dirigente explicó también que Alemayehu Bezabeh, plusmarquista español de 5.000 metros, fue apartado del equipo porque confesó que se dopaba con autotransfusiones.

Pupilo de Pascua, el atleta fue sorprendido por la policía en compañía del entrenador y de León, según explicó Odriozola, cuando se dirigía a inyectarse una bolsa de sangre enriquecida para participar en el Europeo de cross del domingo, donde hubiera defendido el título.

Las marcas de Domínguez y Bezabeh, ambos plusmarquistas nacionales, así como sus medallas, serán borradas si se demuestra que se dopaban, advirtió el presidente.

"Desde 2006, Marta ha pasado más de 50 controles nuestros, y otros muchos de la IAAF y los datos son normales", señaló Odriozola, que negó que el doping esté extendido en el atletismo.

Rodeado por el jefe médico de la Federación, Juan Manuel Alonso, y el atleta Angel David Rodríguez, Odriozola fue el gran protagonista de la rueda de prensa, en la que se definió incluso como "ingenuo".

"Ni a mí ni a nadie de la Federación han venido a insinuarnos nada durante estos años, ni atletas, ni entrenadores, ni periodistas", dijo el dirigente, cuyo ente pretende presentarse como acusación en el proceso.

"Sin pruebas es muy difícil hacer nada", admitió Rodríguez, plusmarquista nacional de 100 metros y uno de los impulsores del manifiesto con el que un centenar de atletas españoles han mostrado su apoyo a la operación Galgo.