La 58 edición del Partido de las Estrellas finalizó con el triunfo de la Conferencia Oeste por 146-119 ante la del Este y un espectáculo deportivo en el que hasta las figuras de la NBA se aburrieron de lo que hicieron en el campo. Todo fue bien, en cualquier caso, para Pau Gasol, que demostró su mayor madurez en relación a 2006, cuando hizo su debut en el All Star, y anotó 14 puntos y cogió ocho rebotes en 17 minutos sobre la cancha.

Pero si el juego que se vio en Phoenix careció del más mínimo interés deportivo, el montaje de compartir el premio de MVP entre el escolta Kobe Bryant, de los Lakers, y el pívot Shaquille O'Neal, de los Suns, fue el 'salto mortal' de la función circense.

El propio O'Neal, antes que fuese seleccionado para estar en su decimoquinto Partido de las Estrellas, ya había dicho que los enfrentamientos personales con Bryant y el entrenador Phil Jackson, en su etapa de los Lakers, habían sido un "montaje" para vender más entradas. "Quiero muchísimo a Kobe, me comunicó siempre con él y nos pasamos mensajes de texto", reiteró O'Neal durante todo el Fin de Semana de las Estrellas. "Los dos somos la pareja más grande de todos los tiempos en la NBA".

El triunfo del Oeste, el sexto en los últimos 10 años, no fue producto sólo de la aportación de Bryant y O'Neal, que lograron 27 y 17 puntos, respectivamente, sino del trabajo que hicieron, entre otros, Gasol, el base Chris Paul, de los Hornets, que logró un doble-doble, y el alero de los Suns Amare Stoudemire, que logró 19 puntos, segundo máximo anotador.