Si hay un hombre que debió respirar de alivio cuando Carlos Marsá le comunicó a Antonio Tapia que estaba cesado, ese debió ser Curro Montoya, no por ninguna especial animadversión hacia el entrenador, sino por el hecho de que el cordobés, como le dijo nada más llegar a su cargo, no contaba con él. De hecho, han sido 29 (que se dice pronto) los futbolistas que han jugado esta campaña en Liga con el '74' y sin embargo el centrocampista alicantino no ha gozado de un sólo minuto. Ahora, se renueva la ilusión de Curro por ayudar a su equipo a lograr la salvación. "Ni se me pasa por la cabeza que no lo vayamos a conseguir, estoy convencido de ello", afirma con optimismo.

"Llegó un momento en que el equipo perdió la identidad, éste era un equipo ganador, especialmente en nuestro campo, pero empezamos a jugar con un fútbol que no era el nuestro, especulando demasiado, y por eso nos vemos ahora en esta situación", contesta el futbolista a la pregunta sobre las causas del bajón experimentado por el Granada 74 en la segunda vuelta. Para Montoya, "nuestra identidad era otra, no la que ofrecemos ahora, siempre salíamos con un carácter ganador, a por el partido desde el principio".

Tras frustrarse su cesión al Lorca en el mercado de invierno por culpa de una lesión, Curro Montoya asegura estar "totalmente recuperado y muy bien físicamente", y, claro, deseando jugar. "Está claro que con el nuevo entrenador siempre los jugadores queremos hacer muchas cosas en poco tiempo. Yo he trabajado durante toda la temporada para poder jugar y sigo manteniendo esa ilusión". El jugador entiende el cambio en el banquillo pues cree que "se había entrado en una dinámica muy mala".

Cuestionado por la imagen que vio del equipo desde el banquillo el pasado sábado ante el Numancia, el futbolista alicantino asegura que "se vio otra cosa distinta, fuimos más sólidos y mucho más fuertes, la sensación fue muy distinta a la de los últimos partidos y si no hubiera sido por que nos empataron pasado el tiempo, ahora estaríamos hablando de otra cosa".