Natación

Phelps destruye la natación

  • La sensación de los Juegos se sitúa ya a un paso del mito olímpico al sumar su noveno oro desde Atenas 2004 con una lluvia de records mundiales · Su rendimiento asombra incluso a sus compañeros de equipo

El estadounidense Michael Phelps se situó ayer a un paso de un récord histórico, en una mañana en la que el Cubo de Agua de Pekín fue un festival de plusmarcas de la natación olímpica. "Ni siquiera estoy a mitad de camino con mis carreras, pero estoy muy feliz con lo hecho hasta ahora, por mi carrera de esta mañana", dijo Phelps tras ganar los 200 metros libre para sumar su tercer oro en la natación de los Juegos de Pekín, una prueba que acumula ya diez récords mundiales en tres días y medio de competencias.

Phelps arrasó con récord mundial en la final, que ganó con una marca de 1.42,96 minutos por delante del surcoreano Park Tae-hwan (1.44,85) y de su compatriota Peter Vanderkaay (1.45,14). El resultado le permitió unirse, con sólo 23 años, a un club integrado por cuatro grandes de la historia olímpica.

Phelps suma ya nueve medallas de oro en Juegos -seis en Atenas 2004, tres en Pekín-, algo que sólo lograron la gimnasta soviética Larissa Latynina, el atleta estadounidense Carl Lewis, el atleta finlandés Paavo Nurmi y el nadador estadounidense Mark Spitz. Si hoy gana otro oro, será el deportista con más triunfos en la historia olímpica.

El rendimiento de Phelps en Pekín asombra incluso a sus compañeros de equipo. Aaron Peirsol, oro y récord mundial ayer en los 100 espalda, hizo una tan cruda como precisa descripción de lo que está sucediendo en el Cubo de Agua. "Hay que tener una fuerza especial para hacer lo que está haciendo Michael en este nivel. La manera en que está atacando las pruebas... No es que las gane, !es que está destruyendo todo!".

Con el oro de ayer, Phelps ganó su décimo séptima prueba de las últimas 19 que disputó en los 200 libre y un éxito que Estados Unidos esperó por 32 años: el último nadador de las barras y estrellas en ganar la especialidad en unos Juegos había sido Bruce Furniss en Montreal 76. En 2004, en Atenas, Phelps se llevó el bronce.

Mark Schubert, entrenador del equipo estadounidense de natación, intentó también explicar el fenómeno Phelps, que ayer, menos de una hora después de ganar los 200 libre, obtuvo un récord olímpico al ganar su semifinal de los 200 metros mariposa en 1:53,70 minutos. "Es su capacidad física, su capacidad para mantenerse concentrado, para correr, para entusiasmarse cuando debe hacerlo y calmarse cuando lo necesita".

Opacado por Phelps, Peirsol fue otra de las figuras del día con el oro y una nueva plusmarca mundial en los 100 metros espalda. Con un crono de 52,54 segundos, el ganador selló el décimo récord mundial entregado por la natación en Pekín 2008. La anterior plusmarca, de 52,89, también estaba en poder del estadounidense desde los trials de julio en su país.

Peirsol, quien repitió el título olímpico conseguido hace cuatro años en Atenas, aventajó ayer a su compatriota Matt Grevers (53,11) y al australiano Hayden Stoeckel y al ruso Arkadi Vyatchanin, quienes con un mismo tiempo de 53,18 compartieron el bronce.

La australiana Leisel Jones ganó el oro que se le escapó hace cuatro años en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 al conquistar con gran autoridad la final de los 100 metros pecho. Jones, que cumplirá 23 años el 30 de este mes, logró una marca de 1.05,17 minutos para superar a la estadounidense Rebecca Soni (1.06,73) y a la austriaca Mirna Jukic (1.07,34) en una final que controló desde el principio.

Campeona del mundo y dueña del récord mundial de 1.05,09 desde el 20 de marzo de 2006, la australiana pareció estar en condiciones de quebrar esa marca, pero en el final, sin competencia de ningún tipo, se relajó un tanto y perdió la oportunidad. Poco le importó. "Fue un largo viaje de ocho años, y lo último que me importaba hoy era el tiempo que registrara. Estuve ya en tres Juegos, y estoy aliviada de tener un oro. Un oro es un oro", aseguró.

En la misma mañana la estadounidense Natalie Coughlin se tomó revancha de la zimbabuense Kirsty Coventry, al derrotarla en la final de los 100 metros espalda, prueba en la que el lunes la africana se había apoderado del récord mundial anteriormente en manos de la norteamericana.

Coughlin, de 25 años, se quedó con el oro con un crono de 58,96 segundos, mientras que Coventry, con 59,19, debió resignarse a la plata. El tercer lugar y el correspondiente bronce fue para la estadounidense Margaret Hoelzer (59,34). El domingo, en una de las semifinales de los 100 metros espalda, Coventry había fijado el cronómetro en 58,77 segundos, mejorando en 20 centésimas la marca que Coughlin ostentaba desde el 1 de julio.

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