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Phil Jackson: de 'Maestro del Zen' a 'Señor de los Anillos'

  • El entrenador de los Lakers y ex técnico de los míticos Bulls de Jordan ha conseguido su décimo anillo de campeón con técnico.

A Phil Jackson le importa poco si le  llaman Maestro del Zen o Señor de los Anillos, porque lo que en realidad  quiere es trascender como el padre de una escuela basquetbolística que mezcló  filosofía con talento para ganar 10 campeonatos de la NBA.

Jackson, de 64 años, consiguió este domingo el anillo de técnico que le faltaba a su dedo pulgar izquierdo, al guiar a Los Angeles Lakers a su  decimoquinto campeonato como franquicia, el cuarto bajo su mando.

"Todo lo que he conseguido ha sido gracias a los muchachos que han jugado  para mí. Yo sólo les he enseñado como jugar en equipo, les he motivado,  mostrado el camino, e ido detrás de ellos", dijo Jackson después de ganar el  título este domingo.

Jackson sobrepasó a Red Auerbach como el técnico más ganador en la NBA, al  conquistar seis títulos con los míticos Chicago Bulls de Michael Jordan (1991,  1992, 1993, 1996, 1997 y 1998) y cuatro con Los Angeles Lakers (2000 al 2002 y  2009). Ya antes había ganado un aro de campeón como jugador reserva de los New  York Knicks de 1973.

Los únicos dos equipos que ha dirigido en la Liga han jugado siempre bajo un mismo patrón: una o dos superestrellas en la cancha acompañadas por buenos  actores de reparto, un triángulo ofensivo que se ha vuelto parte de su leyenda,  y una extraordinaria química entre él y sus jugadores.

Una educación estricta

Philip Douglas Jackson creció en una estricta familia pentecostal de Montana, y sus progenitores eran los ministros de la iglesia local del pequeño poblado de Deer Lodge, de apenas 2.000 y tantos habitantes.

El niño Phil creció sin películas, televisión ni bailes. De hecho, la  primera vez que lanzó unos pasillos fue en su graduación de la escuela  secundaria. 

El deporte fue un escape para el aburrimiento, y Jackson se entregó de tal  forma que destacó en baloncesto, atletismo, football americano y béisbol. De  hecho, estuvo a punto de ser reclutado por los Bravos de Atlanta como pitcher.

Sus comienzos, en los Knicks

Una conversación con Bill Fitch, entrenador de la Universidad de Dakota del  Norte, le rescató para el baloncesto, y en 1967 fue reclutado por los New York  Knicks. 

Pese a sus 2,07 metros de estatura, los Knicks descubrieron que Jackson,  aunque era un atleta versátil, estaba limitado como tirador, y no poseía una  gran velocidad. 

El joven Phil compensó sus limitaciones con una inteligencia notable y se especializó en la defensa. Su garra le estableció pronto como un favorito de la  hinchada neoyorquina.

Ya era el sexto Hombre del equipo cuando los Knicks ganaron el campeonato  de la NBA en 1973, el último que ha disfrutado desde entonces. 

Siete años después de ganar su primer anillo se retiró como jugador, y  comenzó a dirigir en liga menores como la Continental Basketball Association  (CBA) y la Liga de Baloncesto Superior de Puerto Rico.

En la CBA ganó su primer campeonato al frente de los Albany Patroons, y en  1987 consiguió trabajo como asistente con los Bulls. Fue en ese entonces cuando  Jackson conoció a Tex Winter, creador del ataque en triángulo, y desde entonces  se convirtió en un devoto prácticante de esa filosofía de juego.

"Detrás de todos mis títulos hay un legado, mucha gente que me ha apoyado y  enseñado", dijo Jackson la noche en que alzó el trofeo de campeón con los  Lakers.

"Tex Winter, obviamente, quien está en Portland recuperándose de un ataque  al corazón, y lógicamente mi colega Bill Fich, quien ha sido un apoyo  importante en mi carrera", reconoció.

En 1989 fue ascendido a entrenador jefe de los Bulls, donde tuvo la fortuna  de tener bajo su mando a Michael Jordan.

Los críticos de Jackson minimizan su legado aduciendo que tuvo la fortuna  de contar con grandes jugadores como Jordan, Scottie Pippen y Dennis Rodman en  los Bulls, y Bryant y O'Neal en los Lakers. 

Pero el hecho cierto es que Jackson triunfó donde otros fracasaron, y fue  en conseguir el respeto de sus superestrellas.

Pese a sus anillos de técnico, en días como éstos de celebraciones, Jackson  sólo usa el aro que ganó como jugador de los Knicks, como para recordarle a sus  dirigidos que él también sabe lo que es dejar la piel en busca de un sueño.

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