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Rafa vs Roger, el duelo que conmueve París

  • Roland Garros recupera la vieja novedad de los partidos entre el balear y Federer cuando se creía perdida por dominio de Djokovic · Nadal: "No ganaré si no juego a mi mejor nivel"

Hubo un tiempo en el que sólo estaban ellos, en que el tenis se movía en un duopolio de hierro, una rivalidad con todos los ingredientes posibles, un sueño de partidos de excepción. Era Roger vs Rafa, Rafa vs Roger, una y otra vez. Pero nada es para siempre, y por eso Roland Garros está conmovido ante la final de hoy (15:00, La1), esa vieja novedad recuperada cuando se creía perdida.

"Tengo siempre la sensación de que es necesario que Rafa esté en la final de Roland Garros para hacerla especial. Y tengo el partido que, supongo, estaba esperando tener", analizó con total franqueza Federer, que el viernes cambió la historia de la temporada al cortarle al serbio Novak Djokovic una racha de 43 victorias consecutivas e impedir su ascenso al número uno del mundo.

Así, en la final no está Djokovic, tampoco el británico Andy Murray, frenado por Nadal, ni el sueco Robin Soderling, finalista de los últimos dos años, ni el argentino Juan Martín del Potro, que regresa de un año lesionado. La final, como si el tiempo no pasara, devuelve ese exquisito duelo que sumará su vigesimoquinto capítulo.

Le preguntaron a Nadal si es para él una sorpresa volver a enfrentarse a Federer en una final de Grand Slam, algo que no sucedía desde la de Australia en 2009. El español reaccionó sin medias tintas. "No estoy sorprendido, tú estás más sorprendido que yo, seguro", le dijo al periodista. "Roger está jugando a un nivel muy alto para poder ganarle sin jugar a mi mejor nivel", añadió Nadal, que ganó cinco de las últimas seis ediciones en París y busca el sexto título para igualar el récord del sueco Bjorn Borg.

Pero Nadal jura que no piensa en eso, porque está muy preocupado por medirse por cuarta ocasión en una final de Roland Garros al "mejor tenista de la historia", al que sin embargo derrotó las cuatro veces que lo enfrentó en Roland Garros, tres de ellas en finales.

Tiene razones el español para preocuparse, aun cuando los estadounidenses Andre Agassi y Jim Courier hayan coincidido en declararlo "leve favorito" sobre Federer, al que derrotó 16 de las 24 veces que lo enfrentó.

El suizo, que regresa a una final grande tras no disputar ninguna desde su título en Australia 2010, jugó el viernes su mejor partido en mucho tiempo. Seguro con su servicio, implacable con su derecha, dúctil y seguro con su revés, inagotable en lo físico, verlo jugar ante Djokovic fue como visitar el túnel del tiempo.

Los 15.000 espectadores de la Philippe Chatrier asistirán a un partido en el que hay amenaza de lluvia y mucho más en juego que el premio de 1,2 millones de euros para el campeón. Estará en juego el número uno del mundo, por ejemplo. Si Federer gana, contribuirá paradójicamente a clausurar en la estadística el duopolio que encarnó desde 2004 con Nadal, con el que se repartió la primera posición del ránking en los siete años posteriores.

Si gana Nadal respirará aliviado porque volverá a sentir el sabor de triunfar en la arcilla tras las frustraciones ante Djokovic en las finales de Madrid y Roma. Pero más importante aún es que sumaría su décimo Grand Slam, igualaría al legendario Bill Tilden y se acercaría más aún a los 16 de Federer, dueño del récord absoluto.

Hay una curiosidad estadística: cuando Borg ganó en 1981 su sexto Roland Garros, el sueco tenía 25 años y un día de edad. Nadal no podrá superarlo en eso, porque hoy tendrá 25 años y dos días de vida.

Una nimiedad en el contexto de una gran final, la vigésimo tercera de Federer en torneos de Grand Slam. Nadal, tras un comienzo de torneo por debajo de lo que es capaz de ofrecer, está nuevamente cerca de su mejor nivel. Federer, tras demasiadas dudas en partidos importantes, vuelve a ser un jugador temible en el momento adecuado. París, ciudad ya de por sí privilegiada, no puede pedir más.

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