Kimi Raikkonen parece otro en los primeros test de la temporada en la Fórmula 1. De buen humor, sonriente y con ganas de hablar, el finlandés confiesa que no odia a nadie, pero advierte que no ha perdido su instinto asesino de campeón. "Yo no odio a nadie, pero tampoco soy el mejor amigo de nadie. Sólo quiero derrotarlos a todos", añadió el piloto de Lotus.

Puede que el sol del sur de España haya derretido algo el caparazón de hielo de Raikkonen, conocido como Iceman por su frialdad. Cuando concede una ronda de entrevistas, su equipo pide a los periodistas que lleguen antes a la cita, porque sus respuestas son tan cortas que el horario puede adelantarse notablemente.

Pero en Jerez el finlandés estuvo distendido. "Mi objetivo está muy claro: estar delante desde el principio", indicó el nórdico, que admitió que se considera amigo de Vettel, salvo en la pista: "Sí, somos amigos. Pero cuando uno corre una carrera, eso sencillamente no importa".

El finlandés, campeón del mundo con Ferrari en 2007, considera que para un piloto de carreras las victorias son imprescindibles. "Probablemente nunca serás realmente feliz si no ganas. Y cuando has ganado una vez, siempre quieres más. Desgraciadamente, ahí fuera hay un par de muchachos más que quieren exactamente lo mismo. No es fácil. Hay que empezar bien e ir mejorando. De momento, vamos bien", explicó.

Tras dos años compitiendo en rallies, Raikkonen logró siete podios en 2012 ganando en Abu Dhabi, donde lanzó a su equipo a través de la radio una de las frases que lo han dado tachado de arisco: "Déjenme en paz. Sé lo que estoy haciendo". "Eso es pasado", dijo el finés, que no descarta que en el futuro vuelva a reaccionar así: "Probablemente, volverá a pasar".