El Sevilla, que jugó desde las postrimerías de la primera parte en superioridad numérica, se mostró como un equipo desconocido y sin ideas y no pasó del empate a uno ante el Valladolid, que jugó con mucho oficio y calidad y que se hizo justo merecedor de llevarse algo positivo del Sánchez Pizjuán.
La formación andaluza vuelve a pinchar en su estadio por segunda jornada consecutiva, después de que el pasado sábado lo hiciera ante el Málaga (2-2), y pierde comba en la lucha por ponérselo difícil al Barcelona y Real Madrid, y además se complica incluso para mantener los puestos de Liga de Campeones.
El equipo de José Luis Mendilíbar controló el centro del campo y movió el balón con más intención ante un rival que pareció dormido y con muchas dificultades para arrancar.
Los pucelanos no tuvieron ningún problema para tapar las habituales bandas peligrosas sevillistas con Jesús Navas y el argentino Diego Perotti, ni tampoco para lograr que Luis Fabiano y Negredo pasaran los minutos inéditos.
Luis Fabiano, de penalti, en la prolongación del primer tiempo evitó la fuga de los tres puntos.
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