Nadie sabe nada de lo que puede ocurrir en los próximos días, aunque la sensación que emana de la enmarañada y precaria situación por la que atraviesa el Granada CF es que entre todos están jugando con fuego. Sigue la lenta agonía que atraviesa el club, que no parece tener fin. La junta directiva en funciones puede encontrarse en pocos días con un solar en el vestuario. Los jugadores se lo dejaron claro el domingo tras el partido: les exigieron que se marcharan de forma inminente y dejaran paso a una gestora. El movimiento esperado pareció producirse en la noche del lunes, como este diario contó en su edición de ayer. La directiva en funciones remitió una nota de la que se interpretaba que, en efecto, iban a secundar la petición de Ignacio Cuerva y facilitarían la inminente entrada de una junta gestora, que posteriormente sería ratificada, o no, en la asamblea del día 25. Pero no. Las poltronas seguirán ocupadas, pues, según fuentes oficiales del propio club (aunque ayer fue ciertamente difícil hablar con algún directivo), los estatutos no permiten la 'jugada' y obligan a la junta dimitida a seguir en sus cargos hasta la reseñada asamblea, según el artículo 36. Claro, eso según a quien se le pregunte, porque ni los propios directivos lo tienen claro.

El caso es que por el momento no hay gestora, y nadie sabe si la habrá antes del día 25, fecha señalada para la asamblea. Ignacio Cuerva no moverá ficha hasta el cónclave y ahora pasa a estar a la expectativa. La guerra de posiciones es un hecho y los jugadores se encuentran en mitad. De ellos, de su valentía a la hora de tomar medidas drásticas y cumplir con sus amenazas, depende gran parte de lo que ocurra en los próximos días. Hoy se reunirán en el vestuario y tomarán una decisión sobre los próximos partidos, el inminente de mañana ante el Real Jaén y el de Liga, muy importante de cara a la clasificación, del domingo en Puertollano.

La sensación que se transmite es que si los directivos en funciones quisieran, se habrían marchado ya y habrían dado paso a la gestora. Y lo que no es una sensación, sino que está más que claro es que unos están esperando a que los otros den el primer paso, y viceversa. Los directivos esperan a que Cuerva pida paso, y Cuerva espera a que los directivos se marchen. Ninguna de los dos partes tiene intenciones de cambiar este 'status quo', y hasta la Federación Andaluza tiene poco claro qué se puede hacer.

Y el caso es que la fórmula existe, y consiste en que los directivos en funciones se marchen, con lo que se tendría que nombrar una gestora especial, formada por los siete socios más antiguos. Éstos, con el permiso federativo, podrían dar paso al grupo de Cuerva antes de la asamblea, pero ya nadie puede vaticinar nada, pues el embrollo es tal que ni sus protagonistas saben por dónde sale el sol. Nuevo capítulo del circo, mañana mismo.