Necesitaba el Granada hacer un encuentro como poco aceptable para no caer derrotado por cuarta jornada consecutiva. El equipo, sin brillantez, estuvo a la altura y la mayoría de los jugadores ofrecieron el nivel que como mínimo se les exige. Tiraron de sobriedad y oficio para mantener a raya al Zaragoza y conseguir el primero de los objetivos: volver a sumar tras tres encuentros con el casillero a cero y seguir por delante del Zaragoza en la tabla. Quizás faltó algo de claridad y mejores prestaciones en los jugadores de arriba para haber marcado algún gol que hubiera permitido cazar los tres puntos.

Toño cuajó una buena actuación y, varios partidos después, volvió a dejar su meta a cero, acabando por convertirse en el mejor de los suyos. La defensa estuvo perfecta, con los dos centrales muy entonados y los laterales cumpliendo a la perfección su labor defensiva, aunque se echó de menos mayor protección en ataque por la derecha.

En la medular anduvo bastante mejor Mikel Rico que Recio, algo perdido en los últimos encuentros, mientras que de los dos extremos y de El Arabi se espera algo más. Ighalo, tras su irregular partido ante el Mallorca, volvió a firmar una muy buena actuación y solo se echó de menos que marcara algún gol.