La Pelota de Papel

Sol, toros, flamenco, racismo

  • El fútbol español acentúa en las últimas semanas los sonrojantes episodios contra jugadores negros. La constante estigmatiza la imagen de la Liga en Europa, pero aquí reina la indolencia.

El fútbol español está envuelto en una macabra espiral que lacera su imagen internacional. El suceso de hace un par de semanas en El Madrigal, con aquel plátano lanzado a Daniel Alves, tuvo tal impacto mediático que el batallón de simpatizantes del Ku Klux Klan que campa por los estadios de la Liga se ha venido arriba, atraídos por esa sed de protagonismo. Son como moscones que provocan su propia mierda.

Y apenas una semana después del lamentable episodio con el gran lateral del Barcelona, la Liga de la campeona del mundo y europea obsequió al mundo con otra imagen para el sonrojo. El levantinista Diop se acerca a una banda en busca de la pelota y una horda de radicales del Atlético saludan con gestos simiescos al centrocampista senegalés. Diop reacciona con sorna y empieza a bailar sobre la hierba, lo que provoca la airada reacción de varios jugadores colchoneros.

Dio grima ver el episodio, otro más. Y dio grima que Diop tuviera que justificar su reacción en la rueda de prensa posterior. "Es un tema que me afecta mucho y que me lo hacen en muchos campos. No sé si es racismo o es falta de respeto, pero tiene que acabar ya que a los jugadores negros les hagan ese sonido", comentó con gesto grave. Su mirada de indignación ante los micrófonos pudo ser de las decenas de jugadores negros que militan en los clubes profesionales de España. De las disculpas o el arrepentimiento de las decenas de ¿aficionados al fútbol? que lanzaron todo su veneno racista no se tienen noticias. Y es que la indignación que provocan estos execrables actos es mucho mayor fuera de nuestras fronteras que dentro de este país.

Así, el Villarreal reaccionó al lanzamiento del plátano a Daniel expulsando de por vida al hincha responsable. Pero al mismo tiempo que el club castellonense detectó y expulsó a su seguidor, casi un millar de personas se manifestaron para apoyar al lanzador del plátano por el "acoso mediático".

Todo acto es como una piedra lanzada al agua. Las ondas se expanden, pero pronto vuelve la calma. La indiferencia. La indolencia. Lo ilustró ayer alguien de fuera, cómo no. Lineker, vieja gloria del fútbol inglés: "El fútbol español debe afrontar que tiene un serio problema con el racismo. No pueden continuar enterrando la cabeza en la arena".

Y la cabeza visible del balompié nacional, Ángel María Villar, no da el golpe en la mesa para que los clubes tomen cartas en el asunto. Aparte de un brindis público al sol -"el fútbol español está en contra del racismo y la xenofobia", proclamó el presidente de la RFEF- faltan iniciativas efectivas para los accesos a los estadios y el comportamiento en las gradas.

Esta temporada, se ha dado el caso -no es la primera vez- de que un sector de ultras del Betis, de reconocida militancia ultraderechista, emitieron alaridos simiescos a un jugador negro de su propio equipo, el central brasileño Paulao, al ser expulsado en un derbi.

También en la presente campaña, el defensa Nyom, del Granada, sufrió los cánticos racistas de parte de un sector de la hinchada del Elche. El lateral se indignó y lanzó el balón a la grada. Fue sancionado con tarjeta amarilla.

El suceso del verdiblanco Paulao provocó incluso la ira del presidente de la FIFA, Joseph Blatrer, quien aseguró que se sintió "asqueado" al ver las imágenes. La presión internacional arrecia. España debe mover ficha.

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