El Atlético tomó el liderato de la Liga agarrado al atrevimiento, el regate, la llegada y el gol, con la colaboración del portero del Levante, Mariño, que fabricó Thomas, quien desbloqueó un partido áspero contra el Levante, encaminado al empate hasta su irrupción en el campo, vital para lograr tres puntos esenciales.

Thomas entró en el terreno de juego en el minuto 72. Nueve después, con tanta convicción como el miércoles en Vallecas, asumió la responsabilidad, encaró a la defensa contraria, condujo la pelota, se metió en el área y alivió los problemas del Atlético al crear el único gol del partido. Mariño, en su intento por atajar el balón con un brazo, acabó impulsándolo con el otro hacia su portería.

Así aprovechó su equipo el camino que le había abierto unas horas antes el empate del Barcelona contra el Espanyol, si bien lo recorrió con apuros ante un Levante hundido en la tabla y mermado por un puñado de bajas. El Atlético no era líder desde hacía año y medio.

Mérito tuvo el Levante hasta el fatídico despeje de Mariño. Saltó al césped con las ideas muy definidas, muy concentración y haciendo gala de un intenso repliegue para limitar los espacios y los riesgos. No le importó que la posesión fuera del Atlético. Cuando un rival se cierra, el conjunto rojiblanco sufre. Ya le ha pasado unas cuantas veces esta temporada. Se atasca en los últimos metros ante tanto futbolista rival.

Salvo la ágil parada de Mariño a Jackson Martínez en el minuto 5, el Atlético no encontró remates en jugada dentro del área en todo el primer tiempo, bien por intervención del portera, bien por falta de rematador o por el poste, que repelió un cabezazo de Savic entre tanta irregularidad.

También en defensa. No transmitieron los de Diego Simeone esa sensación incontestable de equipo impenetrable atrás, porque, entre tanta imprecisión, el Levante también fue capaz de salir de su territorio y circular alguna vez por el área contraria. Eso sí, con sólo una ocasión, de Verza, con control magnífico y disparo desviado.

Ya había reclamado por entonces el Atlético un penalti sobre Correa, la novedad más llamativa del once. Y gris en todo el primer tiempo, como todo el equipo. Se marchó al intermedio sin la fórmula para derribar al Levante, que, aún con sus evidentes limitaciones técnicas en ataque, plantó cara.

Pero ni siquiera eso fue garantía de éxito en el Vicente Calderón. Aunque el Atlético jugó un partido flojo, aunque el Levante, incluso, asustó a su rival por momentos y aunque el larguero se interpuso en un trallazo de Koke y un centro-chut de Vietto, la primera solución desde el banquillo a la que recurrió Simeone. Después entró Carrasco a la hora de juego.

Los últimos 20 minutos fueron para Thomas. Es el segundo jugador de campo que menos ha jugado en el Atlético esta temporada, pero su calidad de minutos es formidable. Su atrevimiento le dio tres puntos al equipo rojiblanco, por su jugada, por su gol, entre su tiro y un rechace en propia puerta de Mariño.