Tour de Francia · Undécima etapa

Thomas, nuevo líder en los Alpes

  • El corredor del Sky encabeza la rebelión en el primer final en alto en los Alpes para vestirse de amarillo

  • Nieve acarició el triunfo, pero claudicó a escasos 500 metros de la meta

Geraint Thomas, del equipo Sky, se aproxima en solitario a la línea de meta de la undécima etapa de la 105ª edición del Tour de Francia.

Geraint Thomas, del equipo Sky, se aproxima en solitario a la línea de meta de la undécima etapa de la 105ª edición del Tour de Francia. / SEBASTIEN NOGIER / Efe

Geraint Thomas (Sky) encabezó la rebelión del Sky en el primer final en alto en los Alpes, con un triunfo en solitario en la undécima etapa del Tour de Francia 2018, disputada entre Albertville y La Rosière a lo largo de 108,5 kilómetros, en la que además se enfundó el maillot amarillo.

El Movistar lo intentó y el Sky encarriló el Tour con el triunfo de Thomas, ahora cabeza de serie número uno del equipo tras una exhibición ofensiva que terminó a 500 metros de meta con las ilusiones de Mikel Nieve (Mitchelton), quien ya saboreaba el triunfo.

Pero el británico, de 32 años, dio el golpe doble con la etapa y el maillot amarillo. Se mostró imperial, dominador, lo que le permitió celebrar su segunda victoria en el Tour con 20 segundos de ventaja sobre Tom Dumoulin (Sunweb) y su compañero Chris Froome, que fueron segundo y tercero.

La maniobra del Sky en el último puerto hizo estragos. Las diferencias, aunque no definitivas, marcan de manera clara el territorio. Nairo Quintana (Movistar), Vincenzo Nibali (Bahrain) y Romain Bardet (Ag2er) cedieron 58 segundos. Peor les fue a los otros dos líderes del Movistar: Landa se dejó 1.46 minutos y Alejandro Valverde, 3.30. Parece que ahora el capitán debe ser el colombiano.

La primera etapa con final en alto, en la inédita Rosiére, iba a ser un banco de pruebas con distinta suerte final. Una jornada corta de sólo 108 kilómetros, sin un metro llano, que nacía cuesta arriba y encadenaba cuatro puertos, los dos primeros de categoría especial. Para empezar el Monte de Bisanne (12,4 kilómetros al 8,2%), donde se marcharon 23 corredores, entre ellos Gorka Izagirre (Bahrain), Jesús Herrada (Cofidis) y Julian Alaphilippe (Quick Step).

Tras coronar, Alaphilippe se enlazó con el Col du Pré (12,6 kilómetros al 7,7%), donde Movistar sacó su cartas. Atacó Valverde a 4 de la cima. Un movimiento que no pareció inquietar demasiado al Sky, que puso al frente a su ejército con hasta cinco hombres, con ayuda del Barhain de Nibali.

Empezó una persecución pacífica, serena, sin perder los nervios los componentes del Sky, demoledores en su ritmo. Hubo inquietud cuando Dumoulin atacó en el Roselend y se lanzó a 93 kms/hora en el descenso. Ese ataque del holandés terminó de arruinar la fuga de Valverde.

A pie de puerto, la estrategia del Movistar claudicó ante el dominio de los hombres de Thomas y Froome. Todos los favoritos estaban separados por menos de 55 segundos. Y restaba la inédita subida final a la estación invernal de La Rosière (Primera Categoría y 17,6 kilómetros al 5,8%).

Por delante, Nieve puso la directa entre los supervivientes de la fuga inicial con un duro ataque a 8 de meta. El español abrió hueco, pero no se imaginada la tormenta que se iba a desatar en el grupo principal. Dumoulin soltó a Valverde tras maldecirlo por no dar ni un relevo y se lanzó por la etapa.

A 5,5 de la cima el Sky quemó la traca. Atacó Thomas, sin respuesta de nadie. Froome trató de seguirlo, pero desistió al llevarse a rueda rivales peligrosos.

Thomas siguió su vuelo en solitario. Alcanzó a Dumoulin, lo plantó a 500 metros y se fue a por Nieve, a quien arruinó el sueño en la recta de meta. Fiesta del Sky a 1.850 metros de altitud. Froome aún no es líder. Como muchos, espera en el pelotón, pero con su equipo volviendo a tomar el mando. Vestirse de amarillo se antoja más posible. Con permiso de Thomas, eso sí.

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