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Último adiós a la Saeta Rubia

  • Miles de aficionados, y personalidades del deporte se despiden del ex jugador y presidente de honor del Madrid en la capilla ardiente instalada en el Bernabéu. En el espacio se instaló un pequeño museo con las cinco Copas de Europa.

Veneración, saetas y claveles rojos: Alfredo Di Stéfano recibió el adiós del mundo del deporte con un  multitudinario homenaje elevado a la altura de su leyenda.  El estadio Santiago Bernabéu se vistió de luto para despedir a Di  Stéfano, fallecido el lunes a los 88 años. Desde las primeras horas  de la mañana, miles de aficionados desfilaron en respetuoso silencio  por la capilla ardiente, instalada en el antepalco del coliseo  blanco, para mostrar su respeto hacia alguien que lo fue todo en el  mundo del fútbol.  Tres generaciones diferentes se postraron ante el féretro en el  que descansaban los restos Di Stéfano. Atrás quedaban las banderas del Real Madrid y las fotografías que recordaban a quien fue uno de  los más grandes protagonistas de la historia del fútbol. Delante, las  cinco Copas de Europa consecutivas que ganó entre 1956 y 1960.  

No sólo lloraban los contemporáneos del ex jugador, sino también muchos de los nietos que acompañaban a quienes hace décadas vieron  jugar en directo a la Saeta rubia. Con pasos cortos, rostro  enrojecido y profundo silencio, los millares de hinchas rindieron su  último homenaje a la leyenda que se fue. Mientras, los alrededores  del féretro se llenaban de claveles blancos.  

Fuera del estadio, se escucharon varias saetas, el canto religioso  tradicional interpretado fundamentalmente en las procesiones. Era otra forma de reivindicar la figura del astro.  

Los familiares de Di Stéfano permanecieron sentados en sus sillas viendo cómo ciudadanos de todo el mundo se inclinaban ante el  fallecido. Se vieron camisetas argentinas, incluso de River Plate o  Boca Juniors. También de México, Chile, Brasil, Alemania o Francia.  Uno de los primeros en acudir a la capilla ardiente fue Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid. Luego fueron llegando futbolistas históricos del club blanco. También los actuales  capitanes del equipo, Iker Casillas y Sergio Ramos, quienes  interrumpieron sus vacaciones para despedir a quienes calificaron  como "un maestro". Ramos vinculó la conquista de la última Liga de Campeones del Real  Madrid, propiciada por un remate suyo en el tiempo de descuento, con  el mito: "En el cabezazo de la Décima iba parte del espíritu de Di  Stéfano".  "Decir Di Stéfano es decir Real Madrid. Son cosas que  agradeceremos eternamente y seguiremos transmitiendo su mensaje",  añadió Casillas.  

Mientras, el fondo del antepalco del Santiago Bernabéu se fue  llenando de decenas de coronas enviadas por aficionados y todos los  clubes de España. También hubo una mandada por el cantante Julio  Iglesias, antiguo arquero y seguidor del Real Madrid. Y otras muchas  anónimas.  Las instituciones estuvieron ampliamente representadas y la  alcaldesa de Madrid, Ana Botella, prometió una calle para Di Stéfano.  

El silencio sólo se vio interrumpido por los flashes de las  decenas de fotógrafos acreditados, luces disparadas en dirección a  futbolistas históricos como José Emilio Santamaría, Amancio Amaro,  José Antonio Camacho, Ricardo Gallego, Fernando Hierro, Pirri, Emilio  Butragueño y muchísimos más.  Durante todo el día siguió el desfile de miles de hinchas que  desafiaron al calor de Madrid para entregar su última muestra de  admiración a Di Stéfano. Esa incondicional veneración es uno más de  los muchos legados que deja.  

El momento cumbre de la jornada aconteció a las 19:57 horas, cuando entró en el estadio Santiago Bernabéu el Rey don Felipe, que acudió solo y fue recibido Florentino Pérez a su llegada. Felipe VI se acercó a la capilla ardiente del exfutbolista antes de sentarse a hablar con los familiares y posteriormente firmar en el libro de condolencias. Antes de abandonar el estadio, el Rey declaró que Alfredo di Stéfano fue "una figura irrepetible, única en el mundo e hizo del fútbol un arte". "Reconocemos una personalidad extraordinaria. Lo sentimos todo muchísimo y mantenemos siempre nuestra admiración y gratitud para siempre. Ha sido un grande entre los grandes", concluyó don Felipe, antes de abandonar el estadio ocho minutos después de su llegada, otra vez entre los aplausos de la afición madridista.

Su último viaje se producirá este miércoles, cuando será enterrado en el cementerio de La Almudena madrileño en la más estricta intimidad a petición de sus familiares.

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