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35 años de secuestro, 12 días para el rescate

  • El camino del Granada CF hacia el ascenso afronta sus primeros 90 minutos · No recibir goles y marcar alguno son los ambiciosos objetivos para el partido de ida, en el que no estará Álex Geijo

Como si de un secuestrado en la selva colombiana se tratase, el Granada CF lleva esperando 35 años a que un rescate le devuelva a un estatus que perdió hace demasiado tiempo. Ha sido una epopeya tan larga y penosa que incluso estuvo cerca en varias ocasiones de tener un final fatal, aunque si por algo se ha caracterizado el club rojiblanco es por su extraordinaria capacidad para la supervivencia y la fuerza para no perder nunca la fe de su fiel hinchada. Un último hilo de esperanza se abrió con la mesiánica llegada a Granada del grupo italiano de los Pozzo, con Quique Pina como mascarón de proa. En dos temporadas ha salido bien todo lo que tenía que salir bien para que el desahuciado rehén se colocará en situación de ser rescatado y ahora, en los próximos 12 días, se dirimirá una operación que, para que sea efectiva, debe tener cuatro etapas, a cual de ellas más importante. La primera es esta noche y tiene como escenario el césped de Balaídos, donde espera un Celta tan histórico y grande como el Granada, pero se diría que menos necesitado de gloria que el club rojiblanco, pues el gallego sólo lleva cuatro cursos alejados de la clase alta del fútbol nacional.

Que nadie espere justicia en partidos así, ni tampoco que se vea el mejor fútbol de la temporada. La extraordinaria tensión que acompañará cada minuto de la eliminatoria será la que rija las acciones, y la concentración y ausencia de fallos reportará tantos o más beneficios que las demostraciones de talento. Fabri ha tenido 42 jornadas para hacer de su equipo un bloque sin fisuras y con capacidad para matar en el contragolpe. 42 ensayos para un estreno que llegará sin el primer actor sobre las tablas, por culpa de aquella maldita jugada en la que la estrella, Geijo, se dislocó el hombro derecho. El objetivo primero hoy debe ser marcar un gol, pero no podrá estar el que lo ha hecho 24 veces en este curso.

Marcar en la ida a domicilio es incrementar exponencialmente las opciones de salir victorioso y supone justificar la importancia del factor campo. La regla de los goles en el terreno del rival puede ser una aliada, pero también se puede volver en contra a la inversa, si el Celta es capaz de anotar en Los Cármenes. En ese aspecto, la estadística se manifiesta reñida, aunque juega mínimamente a favor de los vigueses, ya que si el Granada ha marcado en 14 de los 19 partidos que ha jugado lejos de su estadio, el equipo de Paco Herrera lo ha hecho en 16. Estamos, pues, ante dos especialistas goleadores, que ya demostraron sus aptitudes en los enfrentamientos directos de la liga regular, saldados ambos con empate a uno.

Menos halagüeño para el Celta es su rendimiento en los tres últimos meses, periodo en el que se ha alimentado de las extraordinarias rentas conseguidas en la primera parte de la competición. El Celta comenzó a fallar a raíz de la jornada 27. Hasta ese momento sólo había perdido dos partidos de 26. Sin embargo, en los últimos 16 ha firmado unos números mediocres. A saber: dos victorias, siete empates y siete derrotas, para un total de 13 puntos sobre 48 posibles y con un balance de 14 goles a favor y 20 en contra. Son números impresentables para un aspirante al ascenso, y las sensaciones que ha dejado el equipo gallego poco invitan al optimismo a su hinchada. Sin embargo, no hay que obviar que, con la clasificación para el play off en la mano, Herrera ha utilizado un buen número de los últimos partidos para hacer pruebas y dar descanso a sus hombres más importantes, con el objetivo de llegar a tope a los choques de la verdad.

El Granada llega con una mezcla de sensaciones. Por un lado, la gran seguridad que le aporta su regularidad y capacidad matadora, ampliamente exhibida durante el curso, en el que ha sido capaz de marcar 9 goles más que su rival de hoy. Por otro, pueden pesar la ausencia de su referencia ofensiva y la deficiente preparación que ha podido hacer del partido. Baste decir que el hombre más adelantado hoy, Ighalo, ni siquiera ha podido entrenarse con sus compañeros en los últimos días. No obstante, éste debe ser un detalle menor, pues el nigeriano a estas alturas debe tener los conceptos más que claros.

Contando con la ausencia de Geijo, Fabri podrá disponer sobre el campo su equipo de gala y su esquema más utilizado, con pareja de mediocentros, tres líneas de mediapuntas y una referencia. Mikel Rico y Lucena serán los apagafuegos; Abel Gómez, el surtidor del último pase; y Dani y Orellana los encargados de desbordar desde su posición inicial en banda. Por detrás, la defensa y el portero de siempre y un planteamiento firme por el centro y versátil y ofensivo por las bandas, especialmente por el carril de Nyom.

Fabri, que es perro viejo, es consciente de que en Vigo ni acaba ni empieza nada, pero el lucense sí sabe que es mucho más fácil perder las opciones tras estos 90 minutos que dejar el asunto encarrilado. Por eso, mejor salir con cabeza, ir piano piano y cocer las cosas a fuego lento. Llevamos 35 años esperando. No lo tiremos por tierra en hora y media.

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