El paso por La Manga durante esta semana no ha sido en balde. La pequeña concentración en tierras murcianas se hizo buena con una goleada ante un Valladolid que no ofreció mucho. El Granada ganó el partido e hizo acopio de crédito para afrontar la segunda vuelta de la Liga en la que tiene que hacer muy mal las cosas para no cumplir con el objetivo. Todo lo contrario, pues los tres puntos logrados ayer ante un rival directo pueden dar al equipo la tranquilidad necesaria para no estar demasiado pendiente de lo que ocurre por 'abajo'. Los próximos dos encuentros en Los Cármenes se antojan fundamentales al respecto. De momento, el cuadro de Lucas Alcaraz cierra la primera vuelta con una renta de siete puntos sobre los puestos de descenso. No está nada mal.

Aunque con algunos altibajos, los locales marcaron la pauta durante todo un choque que pusieron a favor muy pronto con dos goles tras unos primeros veinte minutos de mucha intensidad. Después del descanso llegaron otros dos tantos, producto más de los huecos dejados por los vallisoletanos que de un buen juego. El que fue el tercero de la noche sirvió, además, para que Recio entre a formar parte de la historia del Granada, pues firmó el número 700 que logra el club rojiblanco en Primera División.

Las especulaciones sobre la presencia de Riki en el once titular en lugar de El Arabi se quedaron en nada. Alcaraz volvió a apostar de salida por el marroquí. Precisamente, el 'nueve' rojiblanco tuvo la primera ocasión del encuentro, pero no llegó a rematar el pase de la muerte que se fabricó Brahimi en la que fue la primera genialidad del argelino (4'). Los pucelanos habían comenzado el choque con la intención de presionar en las salidas de los granadinistas, pero los locales no tardaron en marcar el ritmo.

El buen juego del Granada se tradujo en una nueva ocasión poco después. Todo comenzó en un taconazo de El Arabi que dejó el balón en los pies de Piti. El catalán se fue de todos y se plantó delante de Mariño, que respondió con un alarde de reflejos (10'). La acción mereció el premio de gol, pero se quedó en la antesala porque dos minutos después se adelantaron los rojiblancos. En plena fase de dominio, Brahimi, tras recoger un rechace a la salida de un córner, puso el esférico en el área, donde Murillo, de una espectacular chilena, sorprendió a todos, empezando por el meta pucelano. Tras el tanto, los anfitriones quitaron un poco el pie de un acelerados que tenían pisado a fondo. Así, el Valladolid empezó a dejarse ver, aunque no fue hasta el minuto 18 cuando buscaron por primera vez la portería de Roberto. Fue en un disparo lejano de Omar que se fue fuera por no demasiado. Pero los de Juan Ignacio Martínez no están para muchas alegrías. Parecía que el enfrentamiento amagaba con nivelarse en las formas cuando Mariño entró en acción. Más bien lo contrario. El cancerbero visitante salió a por uvas en un saque de esquina botado por Fran Rico y el balón le cayó a Recio que, muy oportuno, sólo tuvo que empujar el balón al fondo de la red (21').

Objetivo más que cumplido antes de llegar al ecuador del primer tiempo. El planteamiento tuvo que cambiar para pasar a jugar con cabeza y administrar la renta. Los rojiblancos dieron un pequeño paso atrás para provocar que su invitado dejara huecos. Tuvieron su ocasión los pucelanos, pero Roberto metió bien la mano a un tiro raso y con muy malas intenciones de Víctor Pérez (32'). Y pudo sorprender a la contra el Granada, pero el centro de Brahimi desde la derecha no encontró rematador (35'). Intentó el cuadro vallisoletano estirar sus líneas en el tramo final del primer acto con el propósito de meterse en el partido antes del descanso. El Granada aguantó sin problemas hasta que el colegiado envió a los protagonistas al vestuario.

Con todo de cara para los de Alcaraz volvió a ponerse el balón en juego. Los rojiblancos retornaron al campo sabiendo de que sólo ellos podían peder. En el bando rival, todo lo contrario. Los de JIM volvieron a salir con ganas y por unos momentos encerraron a los locales en torno a su área. Fueron casi diez minutos de ligero agobio para los granadinistas con los que terminó Recio de un plumazo. El malagueño recogió un regalo de Jesús Rueda en mitad del campo castellano y se fue como un tiro hacia la meta foránea. Cuando llegó al borde del área firmó el tercero con un tiro raso y muy ajustado al poste derecho de la portería de Mariño. El gol, además, entra por la puerta grande en la historia del Granada: es el 700 que consigue el club rojiblanco en Primera División.

El tercer tanto 'atontó' durante unos minutos el juego de los locales, que estuvieron en un tris de complicarse la existencia si Omar (60') y Larsson (63') hubieran estado un poco más finos en sus remates. Sobre todo el sueco, que pifió un remate casi a puerta vacía. El Valladolid desaprovechó estos minutos de caraja rojiblanca y no tardó en rendirse a la dura realidad que reflejaba el marcador. Es cierto que los pucelanos nunca dejaron de bregar, pero los últimos 20 minutos del encuentro, además de ser un suplicio para los visitantes, también sirvieron para poner de manifiesto las carencias que tienen. Mucho tendrán que trabajar para salir de la complicada zona en la que están.

Según se acercó el final de la contienda, el Granada llevó más peligro a la contra. El Arabi buscó su gol y pecó de individualismo en un chut lejano en vez de asistir a un Brahimi mejor situado (75'). No tardó el marroquí en celebrar un tanto. A la salida de un córner, Mainz cabeceó en posible falta para dejar el balón muerto en el borde del área pequeña. Ahí apareció el norteafricano en una posición más que dudosa para marcar el cuarto casi de forma placentera. Sentenciado el choque definitivamente, los 22 protagonistas afrontaron diez minutos de la basura. Y los aficionados los aguantaron con satisfacción porque en esta ocasión los puntos se quedaron en casa.