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La caída y el renacer de Carlos Martins

Después de una pesadilla personal y profesional que casi le obliga a colgar las botas, Carlos Martins, de 33 años, ha encontrado en el Belenenses un nuevo aliento en el tramo final de su carrera.

El internacional luso revivió el pasado jueves, en la tercera eliminatoria preliminar de Liga Europa ante el IFK Gotemburgo, los años dorados que firmó en clubes como el Sporting de Lisboa, en el que debutó, Recreativo de Huelva, Granada y en sus primeros años en el Benfica.

El medio portugués anotó los dos tantos de la victoria frente al líder de la Liga sueca (2-1), con dos inapelables disparos desde fuera del área, una de sus especialidades. "Fue un día especial porque hice dos goles. Logré ayudar al equipo y eso es lo más importante", dijo.

En su segunda temporada al servicio del histórico club del lisboeta barrio de Belem, el centrocampista confirmó su recuperación profesional y anímica después de una ardua fase de su carrera, marcada por la grave enfermedad de su hijo y por su ostracismo en el Benfica. En este club, Martins fue una pieza importante en sus tres primeras temporadas (2008-2011), coronadas con un campeonato de Liga (2010), pero, después de regresar de un año de cesión en el Granada (2011-2012), fue perdiendo espacio en el primer equipo.

El punto de inflexión se produjo en el curso 2012-2013, cuando, en uno de los últimos encuentros de Liga, fue expulsado en un inesperado empate ante el Estoril (1-1) que daría el título al Oporto. El entonces entrenador encarnado, Jorge Jesús, le hizo responsable indirecto de haber perdido la Liga y, en el siguiente curso, le relegó al filial del Benfica, que juega en la Segunda lusa.

Hoy en el Belensenses, donde jugó 16 partidos el pasado curso (un gol), Martins es el líder de un once titular sin extranjeros, 100 % portugués.

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