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El cambio de guión incomoda

  • Los rojiblancos se muestran serios a nivel defensivo y apenas pasan apuros en todo el partido. La expulsión de Vargas obliga a llevar la iniciativa y ahí se vieron las carencias.

Si algo ha quedado claro desde la llegada de José González al banquillo del Granada CF es que es un técnico al que le gusta el orden por encima de todo. Lo demostró en La Coruña, ante el Sporting y ayer quedó reflejado en el Benito Villamarín. Pocos espacios entre líneas, escaso riesgo en la circulación de balón en el centro del campo y tratar de aprovechar la velocidad por banda, son algunos de los aspectos que ha inculcado a su equipo hasta el momento. Pero lo que no se había podido comprobar era cómo iba a actuar su equipo con superioridad numérica y fuera de casa con empate en el marcador. Faltó un punto de ambición y concentración en determinados momentos para evitar conceder acciones a balón parado y en una de ellas llegó el tanto que terminó con las ilusiones rojiblancas.

ORDEN

En los apenas 14 días que lleva al frente del cuadro presidido por Quique Pina, el técnico gaditano le ha cambiado la cara al Granada CF sobre todo en conceptos defensivos, algo que parecía poco menos que una quimera con Sandoval. El equipo sabe bascular defensivamente, al estar tan juntos hay muchas más ayudas y por tanto las carencias se ven menos y ante el Betis se volvió a evidenciar. La prueba de ello fue una primera mitad en la que el cuadro de Merino generó escaso peligro sobre el arco de Andrés. Solo con la entrada de Jorge Molina el cuadro sevillano tuvo más mordiente en ataque.

PENDIENTES DE CEBALLOS

Si el Betis tenía un jugador capaz de generar juego, ese era Dani Ceballos y por ello, tanto Rochina como El Arabi realizaron un gran trabajo tratando de incomodar a la perla sevillana cuando iniciaba los ataques de su equipo. Una labor oscura que permitía frenar la creación del cuadro de Heliópolis, lo que obligó a Fabián a retrasar su posición en muchas ocasiones para tratar de ayudar al '10' verdiblanco.

RITMO BAJO

En una semana con tres partidos, al Granada le convenía plantear un partido con un ritmo bajo y así fue. El objetivo era mantener la puerta a cero y buscar los envíos en largo tanto a Success pero sobre todo a Peñaranda. Rochina no tuvo tanto protagonismo y eso es un problema sobre todo a la hora de lanzar al espacio. Un ida y vuelta solo beneficiaba al Betis, que tenía a Musonda, a un futbolista desequilibrante que con espacios es muy peligroso y más si se asocia con Rubén Castro. Pero se supo frenar y a Castro apenas se le vio en todo el partido.

el reto

Con la expulsión de Vargas era la hora de comprobar hasta qué punto era capaz de asumir riesgos el cuadro rojiblanco con un hombre más en el campo. Había que cambiar el guión y llevar la iniciativa, mover al rival y buscar entre líneas a Rochina. Pero aunque se comenzó bien, se abusó de los envíos frontales facilitando el trabajo de la zaga sevillana. Un punto más de ambición no habría venido más.

desequilibrio en bandas

Con superioridad numérica, se echó en falta que Cristiano Biraghi se incorporase más en ataque dando profundidad y amplitud al campo al igual que se la daban por el flanco derecho Miguel Lopes y posteriormente Foulquier. Existe un desequilibrio en la subida de los laterales y eso hay que corregirlo.

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