Covirán Granada-TAU Castellón | Crónica

El Covirán Granada machaca al TAU Castelló

  • El conjunto de Pablo Pin se impone con solvencia al TAU Castelló en un duelo marcado por el dominio en ambas zonas de Niang

  • Un parcial de 14-0 en el segundo cuarto fue clave para la victoria de los rojinegros

Mamadou Niang machaca el aro del Palacio de Deportes.

Mamadou Niang machaca el aro del Palacio de Deportes. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

El primer duelo para dejar encarrilada la participación en la Copa Princesa se solventó con un nuevo triunfo del Covirán Granada, que sumó ante el TAU Castelló su quinta victoria de manera consecutiva en un duelo en el que el control del rebote y un gran parcial de 14-0 en el segundo parcial cambió por completo el choque. Con un Niang desatado, los de Pablo Pin dependen de sí mismos para cerrar una primera vuelta casi de ensueño.

Pese a que los castellonenses llevaban casi un mes sin competir, la inactividad no lo notaron al menos en el inicio. Los de Toni Ten mandaron durante casi todo el primer cuarto con una puesta en escena en la que el acierto anotador fue la tónica. Con porcentajes por encima del 60%, los levantinos sorprendieron al Covirán, que no se desesperó gracias a su dominio en el rebote. El factor Niang comienza a ser importante y cuando el senegalés está en pista, se sufre menos bajo el aro.

Por delante

Gracias a ello, los de Pablo Pin fueron entrando poco a poco en el partido. Liderados por Ellisor, los rojinegros hicieron un trabajo de hormiguitas para recortar una distancia que nunca fue preocupante, pues la máxima renta del TAU fue de cinco puntos. Aunque es cierto que no estuvieron tan fluidos en ataque como en anteriores citas, el no depender de nadie es una garantía para los rojinegros. Si ya de por sí la plantilla de Pin tiene recursos, el regreso de Christian Díaz fue una de las mejores noticias de la cita. Y con el canario en pista midiéndose a su íntimo amigo Óscar Alvarado, se logró ponerse por delante en el electrónico gracias a una canasta de David Iriarte a 1:44 del primer descanso del choque (16-14). Dos puntos más anotaron ambos equipos en ese tiempo para cerrar un primer cuarto muy igualado. El poco acierto desde 6,75 de los castellonenses evitó un problema para el Covirán, que cambió de cara en el segundo parcial.

Tras un inicio con alternancias en el que los tiros libres fueron la vía por la que ambos conjuntos lograron anotar, un triple de Alvarado despertó a ‘la bestia’. Pese a que los visitantes tan sólo estaban por delante dos puntos (22-25), Pin no se lo pensó dos veces y paró el encuentro a 5:39 del descanso. Un tiempo muerto que cambió por completo el choque. Y lo hizo a base de bombardear desde el perímetro al TAU Castelló.

Mamadou Niang dominó ambas zonas y terminó siendo el más valorado del choque

Jacobo Díaz abrió la veda, Hermanson replicó y desde entonces la ‘fiera’ no paró de encestar. Thomas Bropleh en dos ocasiones, Lluís Costa en una, un bloqueo y continuación de Niang con canasta incluida y tres tiros libres de Pere Tomàs lanzaron al Covirán trece arriba, tras un parcial en menos de cinco minutos de 14-0. Para desesperación de Ten, que tenía el choque controlado, el acierto anotador fue tal que ni con tiempos muertos supo frenar lo que se le vino encima a su equipo.

Lluís Costa volvió a ser la brújula del Covirán. Lluís Costa volvió a ser la brújula del Covirán.

Lluís Costa volvió a ser la brújula del Covirán. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Y eso que casi todos los jugadores que saltaron a pista aportaron pero los rojinegros, cuando dicen de jugar y se encuentran cómodos en el parqué, son casi imparables. Lo han demostrado en anteriores citas y lo volvieron a realizar, esta vez desde el exterior. El público del Palacio de Deportes disfrutaba con su equipo, que finalmente se fue al receso once arriba pero que comenzó a dejarlo encarrilado gracias a su inspiración. Pero por encima de todo, fue el dominio abrumador del rebote (25-11) lo que ayudó de manera considerable a cambiar el encuentro por completo. Aunque, sin duda, el no conceder ni una sola captura ofensiva a su rival en la zona en 20 minutos es lo que más orgulloso dejó al cuerpo técnico de los granadinos.

Niang, decisivo

La dinámica anotadora del Covirán no cambió en exceso tras el paso por vestuarios. Los vestidos de negro, con un Niang muy activo en ambas zonas, supieron mantener la renta, siempre por encima de los diez puntos. Un triple marca de la casa de Pere Tomàs sin apenas recepcionar el balón permitió alcanzar la máxima diferencia hasta el momento. Los rojinegros vivían cómodos, cuando acudían a los tiros libres apenas fallaban y en casi todos los ataques sacaban algo positivo. Un aspecto que parece baladí pero que no lo es porque eso evita que el rival de turno corra y pueda anotar fácil.

Ten volvió a buscar soluciones cortando el ritmo a los de Pin. Pero ni por esas. Si no era Bropleh, era Tomàs, o Christian...Y si a todo ello se suma el trabajo defensivo, se entiende que la diferencia alcanzara las 16 cifras. Una tranquilidad para entrar en los últimos diez minutos de partido aunque un triple de Alvarado sobre la bocina dejó el marcador en 64-53.

La fiesta

El envite no estaba resuelto, ni mucho menos, aunque las sensaciones hacían invitar a ello. Gatell apareció en el comienzo del cuarto decisivo y aunque los visitantes estuvieron más acertados, la renta era suficiente para no sufrir. Por si acaso, tras ponerse el cuadro levantino a doce, Pin frenó el choque a 5:37. Y, al igual que ocurrió en el segundo parcial, tocó la tecla adecuada en sus jugadores para rematar la faena. En especial destacó Mamadou Niang cuyos dos tapones seguidos levantó a un pabellón que se vino arriba definitivamente con triple de Jacobo Díaz que finiquitó el choque al dejar a su equipo 18 arriba (78-60) con tres minutos por jugar. El choque concluyó con una victoria por 20 puntos (86-66), la máxima renta, pero lo importante era ganar y se logró. Restan dos citas para el final de la primera vuelta y la Copa Princesa está un poco más cerca. De ahí que el Palacio lo celebrara haciendo la ola.

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