Covirán Granada-Estudiantes | Crónica

El Estudiantes muerde el polvo en el Palacio

  • El Covirán Granada se impone al líder de la LEB Oro en un duelo que domina desde el inicio y que estuvo marcado por un gran nivel defensivo

David Iriarte se sale de la zona en el duelo disputado en el Palacio de Deportes.

David Iriarte se sale de la zona en el duelo disputado en el Palacio de Deportes. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Más de 5.000 espectadores contemplaron el triunfo del Covirán Granada ante líder de la categoría (69-58), un Estudiantes que mordió el polvo en el Palacio de Deportes fruto del enorme trabajo que realizaron los de Pablo Pin en defensa. Los rojinegros hicieron un partido muy completo ante el claro favorito al ascenso y dieron un golpe sobre la mesa de cara al futuro.

El inicio no pudo ser mejor. Un triple de Pere Tomàs dio la primera ventaja a un equipo que tuvo mucha paciencia para atacar a la mejor defensa del campeonato. Los madrileños se vieron sorprendidos por la intensidad en el arranque de los de Pin. Tanto, que lograron ponerse por delante 10-2, lo que provocó que en menos de tres minutos Jota Cuspinera se viera obligado a parar el partido. La renta llegó a ser de once (15-4) tras un triple de Thomas Bropleh. Pero fue la capacidad defensiva de los nazaríes lo que marcó el primer cuarto.

Gran primer cuarto

Estudiantes se mostró muy incomodo debido a las constantes ayudas de los locales, que además dominaron su zona en el apartado reboteador. Si a eso se le suma la inspiración desde la línea de 6,75, con hasta cuatro triples anotados en los diez primeros minutos, se explica que el Covirán cuajara uno de los mejores primeros cuartos de lo que se lleva de liga. Se dejó al líder de la LEB Oro en 10 puntos, algo que nadie ha logrado hasta el momento. Pero, sobre todo, fue la sensación de confianza que tenían los rojinegros sobre la cancha lo que permitió soñar con la victoria. Los del Ramiro de Maeztu lo intentaron moviendo el banquillo, usando defensas alternativas pero el cuadro de Pablo Pin movió el balón con criterio, alternando el juego dentro y fuera y demostrando que está hecho para grandes cosas esta temporada.

Pero el duelo era evidente que no iba a ser tan plácido. Restaban treinta minutos y enfrente tenía a un equipo con un fondo de armario de muchos quilates. El ‘Estu’ apretó en el segundo parcial en pista trasera y, poco a poco, fue recortando la ventaja de su rival. De la mano del center de 19 años Emil Stoilov, se puso a cinco puntos. Pin pidió tiempo muerto a 5:33 del descanso y sus instrucciones surtieron efecto. Logró frenar el caudal ofensivo estudiantil, que comenzó a despertar con Dee y, sobre todo, Lucas Faggiano.

Thomas Bropleh celebra con rabia el triunfo del Covirán. Thomas Bropleh celebra con rabia el triunfo del Covirán.

Thomas Bropleh celebra con rabia el triunfo del Covirán. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

El marcador con el paso de los minutos se fue apretando pero los nazaríes no se desesperaron. Tiraron de las tablas de las que tanto habla su técnico y con un parcial de 9-2, se fueron al descanso con una renta de nueve puntos (40-31). Un resultado que hacía justicia a lo visto en la primera mitad. El dominio del rebote y las diez asistencias repartidas eran el claro ejemplo del juego de equipo que realizó un Covirán que no quería que todo el trabajo realizado en la primera mitad quedara en nada tras el receso.

Precipitación

Tras el paso por vestuarios el duelo cambió por completo. Las imprecisiones primaron sobre el acierto pero la precipitación de Estudiantes permitió al Covirán vivir relativamente tranquilo. Un cuarto que pasó muy rápido debido al correcalles en la que se convirtió la cita. Bropleh y Jacobo Díaz asumieron la responsabilidad en ataque pero el encuentro bajó su brillantez para convertirse en una guerra sin cuartel en defensa. Y ahí el Covirán también fue muy superior. La ventaja de los locales rondó casi siempre los siete o nueve puntos, pero un triple sobre la bocina de David Iriarte desde casi el centro del campo permitió llegar a los últimos diez minutos de partido doce arriba (54-42). El dominio del rebote fue fundamental para no ver recortada la renta.

Thomas Bropleh fue el máximo anotador y Pere Tomàs el más valorado gracias a sus 8 rebotes

Ellisor, que superó el Covid-19 y pudo jugar, subió la máxima diferencia para su equipo, catorce puntos, con una bandeja nada más iniciarse el último cuarto. Sin embargo, un parcial 0-7 obligó a Pin a cortar el ritmo del encuentro. Y de nuevo le salió bien. Con un Gatell imponente en ambas zonas, un triple en la cara de Bropleh sobre Johnny Dee lanzó a los rojinegros en el electrónico (61-49).

Un bloque

Restaban poco más de cinco minutos y los de Cuspinera no habían llegado al medio centenar de puntos anotados. Un reflejo del gran trabajo defensivo de los pupilos de Pin, que no podía estar más orgulloso del trabajo de sus jugadores. Desesperados, los visitantes hicieron cada uno la guerra por su cuenta. Calidad es indudable que tienen pero para ganar un partido hay que hacer lo que consiguió el Covirán. Ser una orquesta afinada, en la que todos supieron qué hacer en cada momento y que, como no podía ser de otra manera, se llevó la ovación de un público que acudió en masa al Palacio de Deportes y que disfrutó con la fiesta final. Un premio a la constancia de un equipo que esté logrando sobreponerse a todos los inconvenientes en forma de lesiones que está sufriendo. Por eso la victoria tiene un doble valor, sobre todo moral.

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