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Otra derrota por naufragio

  • La falta de actitud condena a un Granada malísimo y desconectado

El Granada CF de ayer fue un fracaso como equipo. Ni siquiera pueden salvarse elementos o jugadores puntuales. Nada. Un 3-0 en Almería es lamentable para una plantilla como la rojiblanca, que no puede dejarse apabullar por un equipo que tenía peor balance en casa que los de Lucas Alcaraz.

De las pocas cosas que no hace falta que se le pidan a un equipo, y más profesional, es ponerle ganas desde el principio. Pero no. La intensidad y la motivación del Granada para el partido de ayer, al menos en sus cuarenta primeros minutos se quedaron atrapadas en el Puerto de la Mora. Al grupo le faltó convicción para atacar y seguridad para defender. Con sólo presionar a los centrales y explotar los espacios en las bandas, sobre todo la izquierda de Foulquier, el Almería logró una cómoda renta de 2-0. Y los de Francisco no fueron tan buenos como la Real Sociedad en Los Cármenes. Le bastaron las ganas y saber que era una suerte de final ante un rival directo.

Para muestra, un botón: Alcaraz agotó los cambios a los doce minutos del segundo tiempo. Y no sirvieron para nada. El cambio de El Arabi por Riki no hizo más que quitar a la única referencia arriba y Buonanotte pareció tener la mente a orillas del Río de la Plata. Mucho, muchísimo que mejorar para un equipo que no está hecho para estos ridículos. Y van tres seguidos.

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