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Un día con muy pocos alardes

  • La defensa y Roberto no salen bien parados de la derrota ante el Levante

De que ningún rojiblanco mostrará un gran nivel tiene la culpa el Levante, capaz de sacar a los rivales de su tono habitual. En un partido sin brillantez como el que jugó anoche el Granada, solamente se puede agradecer el tesón que nunca falta en algunos futbolistas. Es el caso de Brayan Angulo, probablemente el jugador más regular de la temporada, e Iturra, que no estuvo fino, pero se parte el pecho por su compañeros.

Roberto, que suele destacar o al menos no quemarse, se quedó entredicho porque tal vez pudo poner más de su parte en el primero gol levantinista. Eso sí, el portero de Chantada había dejado con la boca abierta a todos los aficionados con la gran parada que realizó en la primera parte a un trallazo de David Barral. La culpa de los goles también se le puede achacar a la 'caraja' de los centrales Coeff y Murillo.

Está vez Lucas Alcaraz sí hizo los cambios con bastante tiempo para intentar encontrar algún escondrijo en el rival. No hubo suerte. Ni Buonanotte, de primera bala, ni el recuperado Piti pudieron cambiar el signo del partido, aunque se puede decir que lo intentaron. Ighalo fue el último recurso del técnico rojiblanco, pero para entonces los granotas ya le habían comido toda la moral a los rojiblancos.

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