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La elegancia que conquistó Sudáfrica

  • Xavi creció con la entrada de Cesc · El interista Sneijder se topó con Busquets

La final del Mundial no fue el escenario idóneo para el lucimiento de los creadores. La agresividad del centro del campo holandés impidió que Xavi brillara en su misión de inventar y buscar espacios, mientras que Sneijder distribuyó las cartas de su equipo desde la línea de tres cuartos sin lograr nunca la profundidad deseada ni los logros pensados.

Demasiado vigilado, Xavi se encontró con Van Bommel y De Jong en cada instante en el que pretendió darse la vuelta. Se alejó de Busquets para encontrar espacios, pero tampoco logró asociarse con Iniesta. Sin la chispa adecuada en la zona atacante, el barcelonista trató de mermar la presión del rival atrasando sus pasos para organizar el juego español. Pero el incordio de Van Bommel no cesaba ni con una cartulina amarilla.

Holanda había encontrado su manera de enfocar el encuentro. Sneijder fue el encargado de conectar con Robben y Van Persie en cada contragolpe que el conjunto oranje lograba enlazar.

Pero el destino no iba a permitir que la luz de Xavi se apagara por la simple firmeza táctica del cuadro holandés. El catalán mejoró tras el descanso y fue el principal armador de las ocasiones de España. Con cada paso adelante de Xavi, Sneijder atrasaba otro y añadía más peligro en cada lanzamiento en profundidad para Robben. Asistió al velocista del Bayern Múnich, pero éste no le correspondió en la definición.

Xavi seguía tocando, buscando a su compañero más cercano cuando el rival cerraba espacios y buscando al más lejano cuando su mente inventaba alguno inexistente. La entrada de Cesc mejoró su aportación; ganó libertad en la zona media y encontró en el medio del Arsenal a su mejor aliado para convertir cada asociación horizontal en una oportunidad de convertirla en vertical.

Van Marwijk, mientras, había otorgado los galones de la zona media a Sneijder al retirar del terreno de juego a De Jong. Desde ahí, el jugador del Inter perdió llegada al área rival, aunque dio dinamismo a la salida de balón.

Llegada la prórroga, Xavi ya se había convertido en un líder más dinámico, menos controlado, tocando a su antojo y facilitando que Iniesta y Cesc se unieran en dos jugadas que estuvieron cerca de resultar definitivas.

El desenlace premió la elegancia futbolística de Xavi e impidió que Sneijder pusiera el broche a su temporada de oro. El eje de la selección creció con el paso de los minutos y ayudó a que sus compañeros se contagiaran de un espíritu que duró hasta el final de la prórroga.

Ni Xavi ni Sneijder se llevaron el premio de Balón de Oro del Mundial. Ninguno fue el principal protagonista de la final en Sudáfrica, pero ambos habían conducido a sus equipos al encuentro del Soccer City. El honor de levantar la Copa del Mundo sólo fue para el barcelonista, quizás porque el destino de estas citas suelen recompensar a quien mejores argumentos presenta para conquistarlas.

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