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La eterna reivindicación

  • Zidane sale ganador tras eliminar al PSG cuando muchos lo tildaban ya de "alineador"

Zinedine Zidane hace una indicación a sus futbolistas durante el partido contra el PSG en el Parque de los Príncipes.

Zinedine Zidane hace una indicación a sus futbolistas durante el partido contra el PSG en el Parque de los Príncipes. / yoan valat / efe

En el Real Madrid no basta con ser un mito del club ni contabilizar como entrenador ocho títulos en menos de dos años. Bien lo sabe Zidedine Zidane, quien el martes volvió a reivindicarse como técnico cuando más sospechas crecían sobre él.

París asistió a una exhibición del actual campeón de Europa, que tumbó al PSG de los petrodólares con fútbol. Y buena parte del mérito cabe atribuirla a Zidane, quien salió vencedor ante el entrenador rival, Unai Emery, golpeado ayer por la prensa mundial.

Fueron muchos los que dieron por enterrado al Real Madrid en diciembre, cuando se conoció el resultado del sorteo de los octavos de final de la Liga de Campeones. Le había tocado el rival que nadie quería, el PSG de los millones, de Neymar, de Kylian Mbappe y de Qatar. Todo un regalo envenenado.

Además, para entonces el equipo blanco viajaba con la pesada carga de su decepcionante marcha en la Liga, donde prematuramente perdió sus opciones de pelear por el título. A todo ello hubo que sumar su eliminación en enero de la Copa del Rey ante el modesto Leganés.

El dedo acusador se volvió hacia Zidane. Dio igual que hubiera ganado las dos últimas Ligas de Campeones o, esta misma temporada, las Supercopas de España y Europa, más el Mundial del Clubes. Muchos medios volvieron a recuperar para él el término despectivo de "alineador", de entrenador que sólo está para poner nombres en el equipo, y particularmente los veteranos reconocidos.

Pero no sólo fue la prensa, sino que también dejó de ser intocable para un sector del Santiago Bernabéu, que comenzó a silbar algunas de sus decisiones. Zidane regresaba a aquel enero de 2016, cuando se convirtió en entrenador del Real Madrid tras la destitución de Rafa Benítez en medio de sospechas por su inexperiencia y capacidad.

Llegó la cita de París y Zidane volvió a reivindicarse en un partido en el que los focos se situaban sobre él. Con sus dos mejores centrocampistas recién salidos de lesiones, como eran los casos de Toni Kroos y Luka Modric, al preparador blanco le tocaba hacer no sólo un equipo bien arropado, sino desafiar a un PSG en armas después de una campaña de máxima presión.

Lo cierto es que todo le salió bien a Zidane, desde la valiente alineación hasta la impecable táctica. Puso a Lucas Vázquez y Marco Asensio en las alas, dejó en el banquillo a los recién salidos de una lesión, dio galones a Kovacic en el centro del campo y volvió a sentar a Bale.

No sólo eso, sino que desarmó desde el primer minuto a un PSG desconcertado por el despliegue blanco. Zidane procuró superioridad numérica en el centro del campo, despliegue por las bandas, defensa adelantada y presión en el campo contrario. El tipo de respuesta que debe dar el campeón de las dos últimas ediciones de la Liga de Campeones.

"El planteamiento del entrenador ha sido bueno. Teníamos preparado el sistema de cómo podían jugar", reveló el central Sergio Ramos.

La prensa española también elogió a Zidane y Marca opinó: "Volvía a su país y ahí, en la capital donde se proclamó campeón del mundo hace ahora dos décadas, demostró nuevamente que es un entrenador de élite". Para As, "Zidane diseñó un plan que desarmó al PSG" y "fue su empaque, su sacrifico y su juego lo que le hizo ganar el partido" al Real Madrid.

Zidane, fiel a su perfil, otorgó todo el mérito a su plantilla, lo que todo futbolista quiere escuchar: "Los jugadores son las clave". La serenidad del francés tras el triunfo fue la expresión de un técnico que conoce lo efímeros que son los éxitos y el escaso valor del pasado para juzgar la valía de un entrenador en activo. El siguiente juicio será en cuartos de final.

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