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¡Qué falta hacía algo así! (5-1)

  • El Granada CF se mete en la pelea por la primera plaza gracias a un partido plácido con el que se reencuentra con su afición. Las dos expulsiones del Melilla en el primer tiempo lo facilitan todo.

Fue más fácil de lo que hasta los más optimistas vaticinaban. El Granada CF se volvió a meter en la pelea por la primera plaza al golear al Melilla en un partido redondo, finiquitado con goleada y gracias al que la afición se reconcilió con el equipo. Medió de forma decisiva la 'circunstancia arbitral'. El colegiado expulsó mediada la primera parte al central Rubén López por doble amarilla: la primera, justa; la segunda, rigurosa. Un minuto después los rojiblancos se adelantaron y a partir de ahí todo fue coser y cantar. Jonay se autoexpulsó con el descanso ya decretado, por protestar airadamente al trencilla, y la segunda parte sirvió para que la hinchada disfrutara de lo lindo, aunque no ayudó a sacar conclusiones reales sobre el 'nuevo' Granada de Fabri. Ighalo firmó un triplete y Tariq, con dos goles, se convierte en el Pichichi provisional, con 16 dianas. Lo mejor de todo es que el equipo se reencontró consigo mismo y llenó sus depósitos de confianza de cara a las seis últimas jornadas, en las que deberá remontar tres puntos al rival de ayer si quiere acabar como campeón. Lo que parecía improbable ahora vuelve a ser posible.

El Granada fue a por el partido desde el inicio y encontró justo premio a sus intenciones. Fabri repitió el equipo con el que debutó ante el Betis, si bien el esquema planteado en la caseta fue considerablemente más ofensivo, concediendo más libertad a los futbolistas de medio campo hacia adelante. El Melilla compareció con la intención de controlar el juego y encontró en el bastetano Carlos Ruiz a su mejor hombre. El ex rojiblanco dio un recital de cómo mantener la posesión del esférico en el primer cuarto de partido.

 

Antes del gol que abría la cuenta los rojiblancos ya habían probado suerte en tres ocasiones, con intentos de Benítez (7'), Kitoko (10') y Tariq (12'). Eso gustó a la grada, que apoyó sin descanso al equipo desde que saltó a calentar. Rubén López vio la primera amarilla al poco de comenzar, por una dura entrada sobre Benítez, que provocó también la segunda del central melillense, al estrellar el cuero en su mano (20'). La expulsión, aunque rigurosa, fue clave para el desarrollo posterior del choque. Tébar quitó a su delantero referencia, Andrés Ramos, para sacar a Zamorano y se diría que renunció al ataque, en pos de un empate que se encargó de deshacer pronto Tariq, gracias a un perfecto cabezazo a centro de Nyom. El ariete rojiblanco pareció quedar suspendido en el aire para darse tiempo a impactar con el cuero. Un golazo.

 

Aunque, para golazo, el segundo, obra de un inspirado Ighalo. El africano inició la jugada de ataque con un sombrero, se apoyó en Collantes y, tras recibir el cuero del gaditano, le hizo un 'jurel' a Povedano para definir de tiro cruzado ante Dorronsoro. La grada comenzaba a percibir que estaba ante uno de los partidos de la temporada, con las circunstancias a favor y un equipo rojiblanco entregado a la causa de agradar.

 

El Melilla apenas atacaba y el final del primer tiempo suponía más un alivio para los melillenses que otra cosa, aunque Jonay, que había visto amarilla en el 44', acabó de cargarse el partido protestando reiteradamente al colegiado, que no se lo pensó y lo mandó a la ducha con el descanso ya decretado.

 

La segunda mitad, como no podía ser de otra forma, fue un monólogo local gracias tanto a la gran diferencia de efectivos sobre el campo como al hambre de los granadinos, que quisieron golear a su rival, lo que lograron para acabar dejándose llevar en brazos de la relajación, lo que incluso les costó el gol de la honrilla visitante. Tébar no tapó el hueco dejado por Jonay en su izquierda y por ahí llegó parte del peligro, aunque fue Benítez, desde la zurda local, quien sirvió un balón de lujo a Ighalo para que éste, de primeras, anotara el tercero a placer (54'). Con anterioridad habían perdonado tanto Tariq (46') como Collantes (53'). El cuarto no tardó en llegar, gracias a un pase de la muerte de Collantes, perfectamente aprovechado por Tariq, que lograba así alcanzar el liderato provisional en la tabla de goleadores.

 

Tébar quiso parar la sangría de goles situando a todos sus futbolistas en la frontal y lo logró a medias, ya que todavía faltaba un tanto para cerrar la cuenta. Con Casares ya en el campo, el jerezano porfió para recuperar una pelota, ganó la línea de fondo y sirvió el quinto en bandeja a Ighalo, que lograba así llevarse el balón a su casa.

 

El Granada se relajó, algo totalmente perdonable, y en la única vez que el Melilla pudo llegar cerca del área, un derechazo de Manolo Pérez situaba el definitivo 5-1, tanto aplaudido por la grada. Hacía falta, sí. La grada lo merecía.

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