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De la fiesta futbolística a la normalidad

  • El Granada lanza en la primera mitad casi más veces que en muchos de los partidos que ha disputado en la presente Liga

Lo que ayer se vio en la primera mitad en Los Cármenes es el más claro ejemplo de cómo un equipo cuando se juega la vida no le queda otra que olvidarse de corsés tácticos. En ninguno de los 35 encuentros anteriores los rojiblancos habían intentando el lanzamiento a puerta en ocho ocasiones en apenas 45 minutos. Todo eso habría sido maravilloso si no llega a ser por el coladero defensivo que sufrió el equipo en el primer acto, donde cada ataque de Las Palmas era sinónimo de peligro.

Que Raúl Lizoain interviniera un total de once ocasiones antes del descanso muestra cómo el cuadro de José González se fue hacia arriba (como no podía ser de otra forma) cuando Jonathan Viera sacó el tarro de las esencias en los once primeros minutos de partido.

Los goles del que fuera pretendido por Quique Pina supusieron un jarro de agua fría para los seguidores rojiblancos pero se supo reaccionar y a los 21 minutos el choque estaba igualado. Una locura que en cualquier otro momento de la temporada se habría hasta agradecido pero en la situación en la que están los de José y ante un rival que no se jugaba nada no había que dar lugar a esa situación.

Como era normal, en el segundo acto el nivel tanto físico como de ocasiones descendió muchísimo. La tensión en cada acción de los rojiblancos se palpaba pero aunque el balón fue del conjunto de Quique Setién, las llegadas al área fueron más locales y casi todas a la contra. Los canarios crearon menos peligro pero cuando lo hizo se encontró con un buen Andrés Fernández, que se tuvo que emplear en seis ocasiones dando seguridad a su equipo. Menos protagonismo tuvo Raúl Lizoain al que los balones aéreos les cuesta más atajarlos.

Y es que en el fútbol no solo cuenta la posesión de balón sino pisar el área y disparar a puerta y ahí el Granada CF fue superior a Las Palmas, que es un placer verle jugar al fútbol. No fue un partido duro sino que tuvo mucho ritmo aunque en el segundo acto el esfuerzo de los primeros cuarenta y cinco minutos pasó mucha factura.

Ahora queda por confirmar el buen momento en el estadio Sánchez Pizjuán. Pero esa será otra historia.

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