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Una final a puro fútbol

  • Argentina parte con la presión de ganar un título 22 años después ante una selección chilena que cuenta con una de las mejores generaciones de su historia

Chile y Argentina jugarán hoy una final de la Copa América a puro fútbol en el Estadio Nacional de Santiago, donde los dos equipos más ofensivos y vistosos del continente se enfrentarán en busca de un título por el que ambos suspiran. Como todos los grandes partidos, la final encierra un buen número de pequeños y grandes retos, de sueños personales y colectivos, de revanchas y cuentas pendientes, pero sobre todo promete, al menos sobre el papel, buen fútbol.

Suspicacias arbitrales aparte, los dos mejores equipos del torneo, los más consecuentes y goleadores, llegaron al último de los 26 partidos de la Copa. 13 tantos logró Chile en los cinco partidos que disputó, por diez de Argentina, la mayoría de ellos en una intimidante semifinal ante Paraguay en la que ganó por 6-1.

"No tenemos miedo", aseguró el capitán chileno, Claudio Bravo, en un intento de infundir confianza a un país consciente de que los nombres y la historia le son desfavorables en comparación con Argentina.

Los albicelestes no sólo tienen en sus filas a Lionel Messi, cuatro veces Balón de Oro, sino que completan una delantera de infarto con Sergio Agüero y Ángel di María, mientras que en el banquillo esperan hombres como Carlos Tévez o Gonzalo Higuaín. La Roja cuenta con una de las mejores generaciones de futbolistas de su historia o, como le gusta recordar al propio Arturo Vidal, con la mejor. Junto al centrocampista de la Juventus, destacan figuras como las de Alexis Sánchez, Jorge Valdivia, Gary Medel o Bravo. Sin embargo, la historia futbolística de Chile es más bien escuálida. Ni un solo título adorna su palmarés. Los mayores éxitos de la selección son cuatro subcampeonatos continentales y un tercer lugar en el Mundial que el país organizó en 1962.

"Nosotros no jugamos para ser la mejor selección de la historia de nuestro fútbol, sino que jugamos para que de una vez por todas logremos algo como país, logremos tener un título", dijo Bravo.

Argentina no tiene ese problema. Dos veces campeona del mundo y 14 de la Copa América, la albiceleste sólo ha perdido además un partido oficial ante Chile, en octubre de 2008. A pesar de ello, hace 22 años que Argentina no gana un título con la selección mayor. Desde entonces, cayó en cuatro finales: en la Copa Confederaciones de 2005, en las Copas América de 2004 y 2007 y en el Mundial de 2014.

"La verdad es que deseamos muchísimo poder ganar algo con la selección, porque estuvimos muy cerca varias veces y no se nos pudo dar", dijo Messi. Para la estrella del Barcelona, que abandonó muy joven su país y lo ganó todo con su club, levantar un título de albiceleste es una obsesión. Fue campeón del Mundial juvenil en 2005 y medalla de oro olímpica en 2008, pero con la selección mayor perdió las dos finales que jugó.

El encuentro promete pues emociones fuertes. Chile y Argentina sólo saben jugar al ataque, mirando a la portería rival más que al suyo. Los dos técnicos asumieron el riesgo como una apuesta personal y vencerán o perderán fieles a una idea.

El partido más importante en la historia de Chile es también el más importante en la carrera de Jorge Sampaoli. Admirador de Marcelo Bielsa, el técnico argentino dio continuidad y perfeccionó lo que su compatriota empezó en 2007. A la verticalidad y presión de aquel equipo, Sampaoli le agregó pausa y confianza, pero siempre convencido de que sólo el protagonismo, el atrevimiento "suicida", como una vez lo describió Vidal, podrá llevarles por el camino del éxito.

Para Martino, que también bebió de Bielsa cuando jugaba en Newell's, no hay alternativa. El estilo, más horizontal y paciente, lo marca la calidad de sus hombres, liderados por un Messi para quien el contacto con la pelota es vital.

El título sería una doble revancha para el técnico argentino. Por un lado, se resarciría de la derrota de 2011 al frente de un Paraguay gris y limitado que llegó a la final sin ganar siquiera un partido. Por otro, demostraría que puede sacarle rendimiento a Messi después de su fracaso como entrenador del Barça hace dos temporadas.

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