La pelota de papel

El foco ya apunta al Atleti

  • Después de 59 jornadas de dominio azulgrana, la tropa de élite de Simeone ha asaltado el liderato. Los colchoneros, mal que le pese al técnico, son ya hoy la referencia; y más con Diego.

Simeone mira a la Liga como mira a los partidos. Su planteamiento es meridiano: pertrecharse y dar el zarpazo en el momento oportuno. Como sabe que, si gana el título, lo hará por un margen estrechísimo debido a la colosal competencia de Barça y Madrid, prefiere que, en el día a día del campeonato, su Atleti permanezca agazapado para dar el zarpazo en el momento oportuno. Así hay menos desgaste, menos presión. Que los focos apunten a los de siempre, a los de azulgrana y a los de blanco. Pero su voluntad topa con su éxito. El altísimo vuelo de su equipo obliga hoy a soportar la presión del mal de altura. Ya son líderes. Ya son la referencia. Que se aten los machos aún más, si pueden.

El tropiezo del Barcelona ante el Valencia -enorme favor de Pizzi, enemigo de Simeone sobre el césped en aquellas preciosas batallas entre barcelonistas y atléticos en los noventa- deja un nuevo decorado en la Liga. Y no tanto por el cambio de líder -más simbólico que decisivo con 16 jornadas por delante y un Barça-Atleti como culmen- como por los síntomas de debilidad del proyecto de Martino.

La tormenta institucional del campeón está empezando a afectar al andamiaje deportivo. O eso parece. Mucha miga hay en las críticas de Daniel Alves al hecho de que Bartomeu aireara el contrato de Neymar. Todo un reflejo de la actualidad en el gran club catalán.

Mientras las victorias caían en cascada, al ritmo de aquella máquina de Guardiola, la inestabilidad institucional no salía de los despachos. Hoy todo es distinto.

En la segunda vuelta, el Barça lleva un empatito en casa del Levante, una victoria como local ante el Málaga y la derrota, aún caliente, en el Camp Nou ante el Valencia. Necesita Martino que sus estrellas vuelvan en un momento clave de la temporada: semifinales coperas al fin ante un rival que le puede exigir que dé lo mejor, la Real Sociedad; un rival en la Liga, el Atlético, al que ya ve la matrícula y otro, el Madrid, ya a su altura; y pronto, en unas semanas, unos octavos de final de la Champions cargados de veneno, ante la máquina de hacer goles más apabullante que recuerdan por Inglaterra, que es el City.

Es el momento para Messi de volver a su mejor versión, la premisa para ganar la Liga y para intentar derrocar al Bayern en Europa. El argentino ha debido sortear demasiados contrincantes fuera de la hierba -lesión, Balón de Oro, tribunales- y debe centrarse en recuperar ese nivel que sólo él atesora. Antes que Argentina en Brasil, lo necesita el Barça en España.

Al hilo de España, es el momento también de que Xavi, Iniesta, Busquets y Cesc cambien de marcha y metan la quinta velocidad, por mucho que sobrevuele el temor a llegar al Mundial con la gasolina justa en el depósito. Mucho han dosificado esfuerzos en los primeros meses y el Barça corre serio riesgo de descarrilarse en estas semanas.

Esa perturbación en el seno barcelonista contrasta con los aires eufóricos que se respiran por el Manzanares. Es líder solitario por primera vez desde el 25 de mayo de 1996, en la última jornada de la temporada que consiguió el doblete de Liga y Copa.

La noche de la Real fue una jornada de comunión plena en el Calderón. El homenaje a Luis Aragonés acabó con el mejor tributo posible, la vuelta a la cima de la Liga. Y toda esa energía positiva suma.

También sumará, por supuesto, la vuelta del brasileño Diego, un jugador top que no necesita adaptación alguna y que abandonará su tendencia a la dispersión porque sabe que se embarca en una nave ganadora, ante una hinchada que lo idolatra. Poco tardó Diego en sumarse a la fiesta. Un gol en media hora y a lo que Simeone ordene.

¿El Madrid? Sigue sin convencer ante los de la azotea de la Liga. El Athletic le puso fin a una racha de diez victorias consecutivas entre partidos de Liga y Copa y finalizó una racha de siete encuentros sin recibir goles. Ya está a la altura del Barça, con lo que eso supone de estabilidad en su fuero interno. A ver cómo salen los madrileños del cruce copero. Como el Atleti deje al vecino en la cuneta, más focos aún para Simeone y su tropa de élite. Mal que le pese.

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