Atlético de madrid-granada

Un guión previsible (2-0)

  • El Granada CF acusa la acumulación de bajas en el Calderón y se muestra muy limitado otra vez en su fútbol de ataque. El Atlético de Madrid gana más por insistencia que por buen juego.

Había ciertas esperanzas de que el Granada CF fuera capaz de aprovechar el desgaste europeo del Atlético de Madrid para obtener algún tipo de renta, pero se impuso la lógica y los puntos se quedaron a las orillas del Manzanares. Las bajas con las que encaró el partido el equipo entrenado por Abel Resino volvieron a resultar determinantes. No existió el juego combinativo y sólo a Mikel Rico se le vio con capacidad de conducir el balón con cierto criterio. Los demás no fueron capaces y se ahogaron cada vez que le tocó mirar hacia adelante.

El Atlético no necesitó pisar el acelerador a fondo, tal vez tampoco disponía de mucha energía para hacerlo, pero enseguida se percató de que su rival estaba mermado y sin capacidad para dañarlo en ataque. Sólo era cuestión de armarse de paciencia, porque sabían que Courtois iba a pasar un partido muy tranquilo. Este Granada acusa mucho la ausencia de Martins. Ninguno de sus compañeros reúne sus condiciones para conducir el balón de esa forma en esa posición de enlace con el ataque. Cuando no está el fútbol del equipo se vuelve tosco, se inclina a jugar de forma más directa y el área se convierte en un terreno hostil. No se desborda por el centro, los extremos se vuelven más previsibles y se pierde toda la verticalidad. El portugués puede estar mejor o peor, pero con su presencia se abre más el juego y aparecen más opciones para romper en las cercanías del área. Si él no está se pierden muchos argumentos y el equipo pasa a ser más limitado.

Con esas circunstancias la derrota era más que previsible, salvo que el equipo del Cholo Simeone se atascara y se viera afectado por los nervios si pasaban los minutos y no se adelantaba. El Granada trató de que pasaran los minutos y aprovechar esa baza, pero no le salió y todo empezó a irse al garete con el gol de Miranda en el tramo final de la primera parte, que llegó más por insistencia y lanzamientos de saques de esquina que por buen juego. A partir de ahí y ante las dificultades para abordar a Courtois, sólo cabía pensar en un golpe de suerte.

Las bajas condicionaron mucho la formación inicial y Abel Resino decidió acomodar a los peones de la mejor manera que él entendió para tratar de formar un equipo competitivo en el Vicente Calderón. Tiró de nuevo a Borja Gómez al lateral izquierdo como ya hizo en Pamplona y dio entrada a Mainz en el centro de la defensa. El acompañante de Mikel Rico en el centro del campo fue Moisés Hurtado, mientras que David Cortés, un futbolista de mucha experiencia, encontró acomodo como interior por la derecha. Fue Jaime Romero el que se fue a la izquierda, con Abel Gómez como enlace y en punta se ubicó Uche.

El Granada se posicionó bien desde un principio y aunque le costó crear más que otras veces, condicionado por la falta de hombres más creativos en el centro del campo, al menos mantuvo el tipo, si bien abusó en ocasiones del juego directo para desprenderse al intentar sacar el balón desde atrás. Avisó el Atlético por la banda de Borja Gómez, en una de las escasas veces que el argentino superó al lateral reconvertido por las necesidades del guión.

Mikel Rico se convirtió en el jefe de las operaciones. Con mucho aplomo trató de iniciar las jugadas de ataque. No apareció tanto Abel Gómez y al resto le costó combinar mayor número de veces. La banda derecha apenas aportó profundidad y sólo por el lado de Jaime Romero se llevó más peligro.

El equipo de Simeone apenas dio síntomas de saber lo que quería y su pelgro se limitó a los saques de esquina. En esas acciones el Granada sufrió un poco. Sólo Jaime Romero abrió una vía para dañar el sistema defensivo de los colchoneros. Un par de subidas levantaron la alarma entre los aficionados locales. Fueron las únicas ocasiones en las que no se recurrió al juego directo. En una de esas internadas se metió en el área y su centro fue rechazado por la defensa. A continuación cayó Uche al borde del área, aunque Mateu Lahoz no señaló nada. Disparó después Moisés Hurtado. Fueron los momentos mejores para el Granada en la primera mitad.

La historia se empezó a torcer al pedir el cambio Jaime Romero. Esas subidas explosivas por la izquierda acabaron por pasarle factura. Abel Gómez se pasó a la izquierda y entró Henrique para actuar como media punta. Siguió el Granada bien posicionado, pero el Atlético volvió a hacer daño con los saques de esquina. Por insistencia acabó marcando. Un rechace y Miranda aprovechó de media volea dentro del área. Mal se había puesto. Al filo del descanso se estiró un poco más el equipo de Abel Resino. Henrique disparó tras hacer la pared con Uche, pero no pasó nada.

Julio César, al que se le mira con lupa en cada intervención, calló bocas esta vez en el inicio de la segunda parte. Salvó un disparo a bocajarro del 'Tigre' Falcao, cuando muchos lo daban como gol en la grada. Decidió Abel Resino retirar a David Cortés, que se limitó todo el partido a mantener el sitio y no profundizar por la derecha. Poca aportación que acabó con su salida para que hubiera sitio para Ighalo. El nigeriano se fue a la punta del ataque, se movió todo lo que pudo, pero no pudo con Godín y Miranda. Abel Gómez se fue a la izquierda y Uche a la derecha.

La mejor opción para obrar el milago la tuvo en sus botas Moisés Hurtado tras una dejada de Uche al borde del área, pero el catalán no armó bien el disparo y lo desaprovechó. Se fue poco después. Apenas se complicó durante el encuentro y se limitó a soltar el balón cada vez que llegó a sus pies. No ayudó nada en sacar el balón jugado desde atrás. Entró Geijo en su lugar para jugar con dos puntas y tampoco llegó a aportar más. Fue expulsado Henrique al tratar de parar un contraataque y en el descuento llegó la sentencia con Falcao. Después la envió al poste y todo acabó.

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