Atletismo | Subida al Pico Veleta

Una historia de amor de vértigo

Juan y su novia Mar, abrazados tras la meta.

Juan y su novia Mar, abrazados tras la meta. / Carlos Gil

La Subida al Veleta de este año ha tenido una sensibilidad especial. Además de lo reñido que estuvo el segundo y tercer puesto en la categoría masculina de los 50 kilómetros, el ganador, Juan Fernández-Fígares, se encontró con dos sorpresas en la línea de meta.

El primero de los regalos que consiguió llevarse a casa el granadino fue la victoria, con la que soñaba desde hacía años y para la que ha entrenado muy duro. "Corro diariamente pero no me suelo apuntar a carreras, pero esta me llama mucho la atención y es un objetivo que tengo anual", comentó relajado tras acabar el recorrido completo. Tras correr en seis ediciones, "cada vez voy un poquito más allá".

Para conseguir ponerle el punto y final a una victoria que parecía resistírsele, "empecé a preparármela a saco hace un mes y contacté con Ainhoa Pinedo para que me diera unas pautas y directrices". Tras entrenar muy duro sobre el mismo terreno de la carrera, Fernández-Fígares, que labora de inspector de trabajo en Jaén, consiguió el ansiado triunfo: "Cuando faltaban 500 metros me he dado cuenta de que he ganado", dijo.

Para él, la carrera "es una pasada, es preciosa y es mi fetiche". Según el ganador de esta edición: "Hay corredores de fondo que no se plantean hacerla o que vienen y pinchan". Después de haber corrido ya tantas veces, "nos conocemos los participantes y hay muy buen ambiente".

El otro gran regalo que se quedará en el recuerdo del vencedor fueron los abrazos y las lágrimas de emoción de su novia, Mar, tras coronar el Veleta. La joven acaba de graduarse en la carrera de Bellas Artes y está trabajando en el Centre Pompidou de Málaga. Tras cuatro años de relación, Mar comentó entre risas a los medios que si su novio ganaba la carrera, se casarían en breves. Eso, y que ella consiguiese hacerse un hueco en el coche de un organizador y esperase a Fernández-Fígares en la meta, lo motivaron para terminar el tramo final por todo lo alto, nunca mejor dicho.

"El año pasado iba con un amigo suyo en la moto haciéndole fotos mientras corría y no tuvo nada que ver porque no pude subirme en ningún microbús y no lo vi llegar a la meta", comentó Mar. Pero este año ha sido totalmente diferente. Como la propia granadina dijo: "Tenía grabado en el corazón que tenía que subir". Mar consiguió así "estar con él cuando llegase" y calificó la experiencia de "muy bonita".

Cuando el granadino llegó a la meta, la pareja se fundió en un abrazo y declaró su amor 'con altura', como dice en su canción la afamada Rosalía.

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