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La historia de desamor entre carrera y campeón

  • Contador vuelve a escuchar pitos a su llegada a meta después de los recibidos en la presentación

Alberto Contador pelea por lograr su cuarto Tour pese a la historia de desamor que le une a la mejor carrera por etapas del mundo.

En su quinta participación, el de Pinto vive de nuevo una pelea contra los elementos, que en la primera etapa se tradujo en los silbidos del público en la meta.

Los abucheos se situaron en la continuidad de los que escuchó el madrileño en la presentación de los equipos el pasado jueves y auguran un Tour difícil para el de Saxo Bank, que ve cómo el público no le perdona las sospechas de dopaje que pesan sobre él.

Contador llegó al Tour sin que se resolviera el contencioso por el positivo por dopaje en la pasada edición de la ronda gala, una circunstancia que parece no gustar al público francés.

La historia de desamor comenzó en 2006, cuando iba a participar por primera vez en la ronda gala. Enrolado en el equipo Astana, se vio envuelto en la investigación de la operación Puerto, que saltó a la luz días antes del inicio de la prueba en Estrasburgo. La formación tuvo que retirarse de la competición antes de empezar y Contador no pudo debutar.

Al año siguiente llegó al Tour con el Discovery y se benefició del escándalo que rodeó al danés Rasmussen, al que se le suspendió cuando iba de amarillo. Contador ganó, pero la victoria no le privó de las críticas que le reprochaban que, sin el abandono forzoso de Rasmussen, no hubiera ganado.

En 2008 Contador corrió con el Astana y eso le privó del Tour, considerada indeseable por los organizadores por los repetidos casos de dopaje de la formación kazaja.

Al año siguiente, de nuevo con Astana, tuvo que disputarse el liderazgo con Lance Armstrong. Al final fue el más fuerte, pero confesó que el esfuerzo de pelear en el seno del equipo le obligó a superarse.

El año pasado se le criticó por atacar a Andy Schleck en un momento de que se le saliese la cadena. El luxemburgués perdió 39 segundos, la misma renta con la que Contador llegó de amarillo París.

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