Alemania-Argentina

La invasión de Río

  • Brasil se prepara para recibir a miles de argentinos, muchos de ellos sin entrada, para vivir la final.

Río de Janeiro comenzó a vivir ayer un fin de semana de excepción con la llegada de miles y miles de argentinos que, sin entradas, ansían un lugar en Maracaná para ver la final del Mundial de fútbol entre su selección y el combinado de Alemania.

"El que quiera venir que venga, esto va a ser una fiesta", dijo el embajador argentino en Brasil, Luis María Kreckler, en declaraciones a radio La Red, donde estimó en 100.000 los compatriotas que estarán en la ciudad.

Ante los miles de argentinos que viajarán en avión, coches y autobuses sin entradas, señaló que el Sambódromo "está reservado" para ellos: "Y también van a poder ir al Fan Fest en la playa de Copacabana", finalizó.

"Entre 35.000, 40.000", advirtió el diplomático, podrán ver el duelo desde las gradas del Maracaná, donde hay lugar para 78.000 espectadores. No estará entre ellos la presidenta argentina, Cristina Kirchner, que en la noche del jueves confirmó por carta a su homóloga brasileña, Dilma Rousseff, que no asistirá a la gran final.

Las compañías aéreas aprovecharon la fiebre mundialista en Argentina para multiplicar por más de tres el precio de los billetes hacia Brasil.

Aerolíneas Argentinas, por ejemplo, ofrece billete de ida y vuelta, con regreso a partir del miércoles 16 porque no hay vuelos disponibles antes, por unos 27.800 pesos (cerca de 3.400 dólares al valor oficial), cuando esas mismas localidades suelen costar de 600 a 1.000 dólares.

Según informaron ayer los medios locales, unos 26.000 efectivos se encargarán de garantizar la seguridad el domingo en Río de Janeiro, donde después de días de intensa lluvia, las previsiones meteorológicas auguran temperaturas frescas y cielo nublado sin precipitaciones para el día de la final.

Las condiciones climatológicas se esperan, por lo tanto, perfectas para albergar la tercera final mundialista entre Alemania y Argentina, la más repetida a lo largo de la historia de esta competición.

En México 1986, el título fue por 3-2 para la Agentina del mejor Diego Maradona, mientras que en Italia 1990, Alemania se vengó con un triunfo por 1-0 desde el punto de penalti.

"Después de 20 minutos deberíamos haber estado ganando 3-0, 4-0 o 5-0", recordó Andreas Brehme el duelo en Roma. "Si en una final un equipo como Argentina no tiene un solo lanzamiento de córner, apenas avanza en el campo y no tiene una sola posibilidad de gol en 90 minutos, entonces creo que no se puede poner en duda nuestro triunfo", agregó en la edición online de ayer de la revista alemana Der Spiegel.

Mientras tanto, los análisis sobre el partido de mañana son de todo tipo. Diego Armando Maradona cree que "los jugadores alemanes están muy confiados" tras el 1-7 a Brasil. El brasileño Zico opina que "como equipo Alemania es mil veces mejor que Argentina, pero, como jugador, Messi puede cambiarlo todo" de un instante a otro.

A 1.300 kilómetros de Río, Brasil y Holanda se enfrentarán hoy en Brasilia en el siempre triste encuentro por el tercer y cuarto puesto. Hoy, mientras unos juegan, los finalistas ultimarán su preparación.

"Vamos a dar todo lo que tenemos para este éxito", dijo Thomas Müller en Santo André, antes de partir hacia Río. "Simplemente queremos ser campeones del mundo", añadió el capitán del equipo, Philipp Lahm.

El mismo deseo albergaban los argentinos en Cidade do Galo, cerca de Belo Horizonte, donde el mediocampista argentino Ángel di María entrenó ayer con carreras cortas e intensa actividad física para acelerar la recuperación de la lesión muscular que sufrió hace una semana y que lo mantiene en duda de cara a la final de mañana.

Gane o pierda, Alejandro Sabella dejará de ser el seleccionador tras el partido ante Alemania, dijo su representante, Eugenio López, en declaraciones que publica hoy el diario deportivo Olé.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios