Deportes

Ni se levanta ni anda (3-1)

  • El Granada CF no merece más que la derrota en el campo del Levante, donde apenas inquieta Sin contundencia Los locales aprovechan las facilidades ofrecidas por la defensa rojiblanca.

Entre el juego del Levante y el del Granada hay todo un abismo. Básicamente porque uno sabe lo que hace mientras que el otro hace lo que buenamente puede... o le dejan. El cuadro valenciano es conocedor de que el contragolpe es su principal arma y para ello se sustenta en una defensa sólida y un ataque que puede ser demoledor. Ayer lo fue. El cuadro rojiblanco, por su parte, era consciente de que un resultado positivo en el Ciudad de Valencia pasaba por no tener errores en la retaguardia, pero sus escudieron no estuvieron como para tirar cohetes. Ayer se demostró.

Con estas premisas la conclusión sólo puede ser una: la que recogió el marcador al final de los 90 minutos. Victoria de un modesto Levante que está haciendo cosas grandes ante otro modesto que a veces da la sensación de que le vienen grandes algunos partidos. Segunda derrota consecutiva del Granada, que no pudo resarcirse del mal encuentro que jugó la pasada jornada ante el Zaragoza.

Con la presencia de Moisés suplió Anquela la obligada ausencia de Iriney. Pero el catalán no pudo reemplazar sobre el campo el trabajo que realiza el brasileño, quizá el jugador más regular del cuadro rojiblanco (ayer blaquiceleste).

Diez minutos duró el planteamiento con el que el cuadro rojiblanco salió al césped del Ciudad de Valencia. Hasta entonces se jugó para nadar y guardar la ropa.

Los granadinistas empezaron con la intención de mantener el orden y la máxima concentración de medio campo hacia atrás para evitar los peligrosos contragolpes del Levante que, nada más empezar, había avisado con un disparo duro de Iborra desde la frontal que iba irremisiblemente a la portería de Toño. Menos mal que en medio estaba la cabeza de Íñigo, que quedó conmocionado del balonazo. El propio Íñigo rompió el breve sosiego cuando cometió un garrafal error al intentar despejar el balón. Martins le robó la cartera y definió con una calidad impresionante: un chut desde el borde del área que se coló rozando la cepa del poste izquierdo del Granada.

Cambió el decorado, pero los actores siguieron siendo los mismos. De hecho, durante el primer tiempo el equipo de Anquela apenas de dejó ver por el área de un Munúa que seguro tendrá problemas para recordar cuándo jugó unos 45 minutos tan plácidos.

Abierta la lata, el Levante a lo suyo: a controlar. Sólo en el tramo final del acto inicial se vio a un Granada con más posesión de balón, pero sin llevar peligro alguno sobre la portería local. Y es que cualquier conato de acercamiento se iba al limbo con un mal pase. Como ocurrió hace ocho días en Los Cármenes, el Granada se fue a los vestuarios sin haber chutado a meta. Y así, salvo milagro superlativo, no se puede aspirar a ganar.

En el segundo tiempo el cuadro visitante terminó por caer en la trampa del Levante. Anquela optó por sentar a Moisés y sacar a Floro Flores a ver si... Se estiraron las líneas, se buscó más el portal contrario y los que encontraron más facilidades fueron los de Juan Ignacio Martínez, que pudieron marcar nada más reanudarse el choque cuando una pérdida de Orellana en el campo rival 'degeneró' en un contragolpe local, que no fue letal porque Barkero no supo resolver cuando se vio solo ante Toño. El balón se le fue alto al vasco.

El Grabnada, a partir de ahí, dio la impresión de que quería empatar. Por lo menos lanzó sus primeros saques de esquina. Y en el 60' Anguela se la jugó al sacar a Ighalo. Mucha artillería... y poca pólvora.

Y en ésas estaba el Granada intentando hilar alguna jugada cuando un nuevo error atrás costó el segundo. Saque de banda y balón al área. Siqueira ve pasar el balón por delante de sus narices, Martins, que se adelanta a un 'camaralenta' Borja Gómez, se revuelve en un palmo de terreno y, a quemarropa, bate a Toño en el palo corto. Al nigeriano le faltó que le pusieran una alfombra roja y que alguien le abanicara.

Tras el 2-0 llegaron los mejores minutos de los rojiblancos. El Arabi gozó de dos claras ocasiones. En una su disparo fue rechazado por un defensa a córner cuando el balón enfilaba la portería. En la otra, buscó la escuadra... y casi la encuentra. Poco después la tuvo Ighalo, pero al nigeriano se le cruzó David Navarro. Quizá el Granada mereció algo más. En cambio, cuando el Levante cruzó el la línea divisoria fue para marcar el tercero. Pedro Ríos culminó una gran jugada de equipo.

El gol de El Arabi, a falta de seis minutos, sirvió para evitar que el cero campara en el marcador final. Eso sí, fue tanto precioso, pero¿para qué?

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios