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El líder salva los muebles

  • Unicaja ganaba 77-81 a falta de dos minutos y medio

El Real Madrid logró mantener el liderato y su condición de invicto gracias a su reacción final en un vibrante partido que el Unicaja le puso muy cuesta arriba y que logró salvar, liderado por Campazzo, con un parcial de 12-1 en los últimos 2.20 minutos (89-82).

La aplastante superioridad de Tavares en el primer cuarto y la efectividad de Carroll en el segundo parecieron decantar el choque para los locales al descanso, pero el conjunto malagueño reaccionó en una gran segunda mitad y sólo su hundimiento final evitó un triunfo que se le resiste desde hace ya una década.

La envergadura del caboverdiano ahogaba las acometidas rivales y sus ocho puntos, seis rebotes y dos tapones permitieron encadenar un parcial de 17-2 que decantó para los locales un primer cuarto de dominio blanco (21-15). Apareció después Carroll para, con diez puntos cuando más dudas asaltaban a su equipo, tomar el mando del partido y volver a abrir brecha, apagando las esperanzas de un intermitente conjunto andaluz que llegó ir 15 puntos abajo y se fue a los vestuarios entre dudas y perdiendo por 48-36.

El Unicaja metió una marcha más tras el descanso. Su notable mejoría en defensa y los puntos y la garra de Milosavljevic y Shermadini le fueron enganchando paulatinamente al encuentro y le hicieron creer en sus opciones.

Enfrente, a los hombres de Pablo Laso se le iban fundiendo los plomos, lo que aprovechó Salin para, con dos certeros triples, confirmar la recuperación de los visitantes, que con un 0-14 en tres minutos se pusieron por delante coincidiendo con el fin del tercer periodo (62-64).

Felipe Reyes mantenía al Real Madrid con canastas providenciales, pero el estadounidense Brian Roberts, con siete puntos, obligó a Laso a parar el partido a 2.30 minutos de la conclusión (77-81). De nuevo Tavares, con cuatro puntos desde el tiro libre, varios rebotes y un espectacular tapón sobre Lessort, empató. Y Campazzo, brillante cuando su equipo más lo necesitaba, anotó un inverosímil 2+1 y en la siguiente jugada un triple de un hasta entonces apagado Llull rubricó un triunfo que pudo llevarse cualquiera.

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