Fútbol

El maleficio de los apellidos

  • El peso de apellidarse Cruyff, Beckenbauer, Jordan o Merckx fue un fantasma que persiguió a los herederos de las leyendas. ¿Superará Thiago Messi a su padre?

El selecto, mediático y exigente grupo de hijos de las estrellas mundiales del deporte acaba de incorporar a un nuevo integrante: ¿Será capaz Thiago Messi de poder quebrar el maleficio del apellido? A lo largo de la historia, los hijos de los cracks del deporte tuvieron en sus manos un arma de doble filo: fácil acceso a la élite de sus disciplinas por un lado y una inevitable e injusta comparación con sus progenitores que les perseguiría a lo largo de toda su trayectoria por el otro. 

El peso de llevar apellidos tales como Cruyff, Beckenbauer, Maradona, Jordan o Merckx fue un fantasma que persiguió durante toda su vida a los herederos de las leyendas. Así, Lionel Messi, el mejor jugador de fútbol de la actualidad y uno de los mejores de la historia, trajo al mundo a un nuevo referente de estas estrellas por inercia. 

"Es mucho más complicado de lo que la gente se piensa porque siempre pierdes las comparaciones. Siempre hay una presión añadida que soportar cuando todavía no has llegado a la madurez. Lo sufres mucho", afirmó Jordi Cruyff. Tras cinco años en lo más alto del fútbol europeo, cuando jugó en el Barcelona y el Manchester United, Cruyff hijo cayó en una espiral descendente hasta terminar en el fútbol chipriota. En su carrera jugó la misma cantidad de veces en la selección holandesa que en la inoficial selección de Cataluña: apenas nueve encuentros. 

Una de las víctimas del apellido más resonantes en el deporte es nada menos que Edinho, el hijo de Pelé, que para diferenciarse de su progenitor optó por convertirse en portero y que terminó siendo más famoso por sus problemas policiales que por sus hazañas deportivas. "Mi carrera como jugador comenzó con la presión del mundo entero, siendo famoso sin haber hecho nada y con una responsabilidad muy grande para la que no estaba preparado", reconoció Edinho. 

El hijo de Pelé tuvo sus años de gloria al defender durante cinco temporadas los colores del Santos, club en el que su padre es poco menos que una entidad divina, pero su mayor fama se gestó con sus dos detenciones, en 2005 y 2006, implicado en casos de narcotráfico. También se produjeron ejemplos de aquellos que ni siquiera  pudieron alcanzar estabilidad en el primer nivel, tales como Stephan Beckenbauer o Diego Maradona Sinagra. 

El hijo del Kaiser estuvo dos temporadas en el Bayern Múnich sin pena ni gloria a mediados de los '80 y luego finalizó su carrera en clubes de Segunda División. Hoy es entrenador del sub-17 del club bávaro. El caso de Maradona Sinagra es aún más duro: nunca fue reconocido como hijo por el Pelusa y su carrera se desarrolló entre clubes de tercera y cuarta división del fútbol italiano. 

Para encontrar casos en que los hijos hayan superado a sus padres hay que escarbar en ejemplos donde los mayores se mantuvieron en la elite de sus deportes, pero no llegaron a ser leyendas: los Higuaín, los Sanchís, los Maldini, los Forlán... Lejos del fútbol se mantuvo una sintonía similar: expectativas enormes sobre hijos de astros que padecieron el maleficio del  apellido. 

Los hermanos Marcus y Jeffrey Jordan, hijos del astro de los Chicago Bulls, decidieron abandonar el baloncesto en la Universidad de Florida a sus 21 y 23 años; Axel Merckx, hijo del ciclista Eddy, quíntuple ganador del Tour de France y del Giro d'Italia, estuvo siempre lejos de los logros de su padre, y Sergei Bubka junior, hijo del homónimo mítico saltador con garrocha (pértiga), ocupó más titulares por su caída desde un tercer piso en París que por sus logros en el tenis, donde ocupa el puesto 186 del ranking. Laila Ali, hija de Muhammad, sí pudo edificar una carrera a la altura de las circunstancias, con dos títulos mundiales y 24 peleas ganadas en las mismas disputadas (21 por nocaut), pero lo hizo en el boxeo femenino, un deporte con aún con escasa repercusión pública. 

Thiago Messi se suma ahora al grupo integrado por niños como Jaden y Jaz Elle (hijos de los tenistas Andre Agassi y Steffi Graf) o Benjamín (hijo de Sergio Agüero y nieto de Maradona), quienes, antes de asumir un objetivo deportivo con sabor a hazaña, todavía están a tiempo de optar por convertirse en abogados, programadores de páginas web, o seguir los pasos de Javier Sotomayor hijo, quien abandonó el salto de altura para dedicarse a la música.

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