Deportes

Otra manera de sentir la magia de los Juegos

  • José A. Crespo, Elena Benítez, Ángel Alonso, Noelia Oncina y Alfonso Wucherpfennig vivirán la cita olímpica de Londres desde el prisma del técnico, el delegado y el árbitro

Cada cuatro años, la fiesta del deporte universal tiene lugar en una ciudad escogida. Cuatro años de trabajo y esfuerzo que se ven recompensados con una vivencia que marca a cualquier competidor, sea cual sea la disciplina. Los grandes focos iluminan a esos luchadores que buscan aportar, con brega y sacrificio, al palmarés de su país.

Más allá de ellos, se encuentran muchas personas que hacen posible el éxito de los deportistas. Otros, son los encargados de hacer justicia y mantener la limpieza deportiva. Todos ellos son agentes fundamentales en el desarrollo de unos Juegos. Cubriendo este papel, a Londres acudirán cinco malagueños, quienes protagonizan historias inverosímiles. Noelia Oncina, José Antonio Crespo, Alfonso Wucherpfennig, Elena Benítez y Ángel Alonso Ríos son ejemplos de cómo vivir los Juegos de otra manera, desde la trastienda del deporte.

El denominador común de los cinco protagonistas de este reportaje es el amor al deporte. Todos tuvieron su etapa de esplendor como deportistas antes de ejercer la función que desempeñan en el presente. Noelia Oncina fue una de las jugadoras que despertaron a la selección española de balonmano del letargo, tras las ausencias de Atlanta y Sidney. En Atenas 2004, la malagueña y sus compañeras disputaron los segundos Juegos para este combinado nacional, después de la cita de Barcelona 92. Ocho años después de llegar al Olimpo, la malagueña asistirá a su segunda cita olímpica. Esta vez, una vez retirada de las canchas, será parte fundamental en el día a día de la selección. Será la delegada. "Los juegos es una fiesta creada especialmente para deportistas. Yo, como delegada, voy a intentar aportar todo lo que pueda y más, para que a las chicas no les falte de nada y puedan estar realmente concentradas en lo que es importante, que entrenen, que compitan y traigan una medalla a casa", comenta la ex jugadora del CB Costa del Sol, sabedora de que asiste a la capital británica para desempeñar un papel alejado de las cámaras, pero no por ello menos importante.

La medalla de oro para Oncina no será otra que facilitar la estancia del equipo femenino de balonmano, durante su vida en la Villa Olímpica, así como estar pendiente de cualquiera de las necesidades del mismo. Complicada y decisiva tarea, para que las que ocupan el lugar que habitó ella, puedan lograr sus objetivos deportivos.

El esfuerzo de un deportista para alcanzar el sueño de poder vivir unos Juegos Olímpicos es titánico. De manera casi sobrehumana, compiten durante los cuatro años de Olimpiada para alcanzar el sueño. Una vez éste se convierte en realidad, queda refrendar tanto sacrificio y trabajo en la cita olímpica. "Soy consciente de que tengo una gran responsabilidad porque soy quien debe de indicar e instruir para que el deportista pueda sacar todo lo mejor de él en la competición. Si no es así, es porque algo estoy haciendo mal", manifiesta José Antonio Crespo, olímpico en Atenas 2004 en bádminton, que acude a Londres como seleccionador de Perú en el deporte al que dedicó toda su vida. Esta afirmación demuestra que detrás del deportista hay un elenco de profesionales cuyo trabajo queda oculto. Su historia es un tanto peculiar. Durante su carrera como deportista, Perú era uno de sus destinos preferidos para competir y entrenar. Ello forjó una estrecha relación entre el país andino y el malagueño, que culminó en su nombramiento como seleccionador: "En 2005 y en 2006 me propusieron ser técnico allí y siempre dices que lo pensarás y lo tendrás en cuenta. Pero cuando me lo ofrecieron por tercera vez en el 2008 acepté. Fue una gran decisión que me cambió la vida".

No sólo Crespo tendrá en Londres a un pupilo a su cargo. Elena Benítez y Ángel Alonso Ríos fueron compañeros en el equipo español de taekwondo en los Juegos de Barcelona de 1992. Sus vidas se bifurcaron y miles de kilómetros separan a estos dos malagueños. Elena Benítez fue la primera deportista mujer malagueña en participar en una cita olímpica. Fue en 1988, en Seúl. Cuatro años después logró en Barcelona 92 el oro en la disciplina de -65 kilogramos. Entonces, el taekwondo estaba considerado deporte de exhibición, pero la sampedreña ayudó a que años después su deporte estuviese equiparado al resto. Los de Londres serán los sextos Juegos para esta pionera, aunque significarán sus terceros como integrante del equipo técnico de la selección española del deporte en el que triunfó. "El papel de entrenadora significa mucho para mí porque me da la oportunidad de devolverle al taekwondo todo lo que me ha dado a mí en tantos años de dedicación", asevera quien tratará de que Nicolás García, Briguitte Yagüe o Joel González puedan conseguir lo que ella logró en la ciudad Condal: "Vamos a Londres a por una medalla. Ellos saben que si yo fui capaz de conseguirlo es porque es posible. Trato de que tengan siempre presente esa convicción".

Con un acento latinoamericano marcado, Ángel Alonso Ríos será seleccionador de taekwondo de Guatemala. Natural de Torremolinos, fue campeón del Mundo en 1990 y 1991. Sin duda, sus dos grandes logros como profesional. Fue uno de los primeros taekwondistas españoles en triunfar. Un año después de su último título mundial fue olímpico en Barcelona. Muy lejos de su pensamiento, 20 años después echa un vistazo hacia atrás y se encuentra con que ha estado en más de 10 Mundiales y en dos Juegos más. Todo ello bajo el cargo de seleccionador del equipo de taekwondo de Guatemala.

"Después de vivir los Juegos de Barcelona me interesó la opción que me ofreció el Comité Olímpico Español. Se trataba de irme a formarme como técnico a Guatemala y, desde entonces, acá estoy", masculla Ángel Alonso, que ya se encuentra en la Villa Olímpica con un objetivo en la cabeza: "Conseguir la primera medalla olímpica del deporte guatemalteco". La histórica presea sería para Elisabeth Zamora, que se presenta en la ciudad del Big Ben como favorita en la disciplina de menos de 49 kilogramos.

Valorando todo lo que dejó atrás cuando marchó al país centroamericano, Ángel Alonso se muestra feliz por la decisión que tomó: "Fue algo que me cambió mi vida y mi manera de pensar". Consciente de la situación que vive Guatemala, lucha diariamente por hacer grande al deporte guatemalteco. "Las condiciones son muy difíciles. Guatemala es un país en vías de desarrollo, en el que el deporte tiene una importancia justa. No se puede hablar de la relevancia que adquiere en Europa o en EEUU, se trata de algo distinto. Hay poca masificación del deporte y a veces se dan situaciones en las que es complicado trabajar de manera óptima", sostiene el bicampeón mundial, que sabe cuál es la mejor manera de reducir cualquier tipo de adversidad: "Hay que trabajar duro todos los días".

Elena Benítez y Ángel Alonso coinciden en que el momento más importante del taekwondo en España fue en Barcelona 92. Allí se forjó la idea de que este deporte, que conjuga artes marciales con competición, debía ser considerado olímpico.

Los dos taekwondistas y José Antonio Crespo son el paradigma de que, en muchos casos, los deportistas se encuentran en deuda con su deporte, con su vida. Por ello tratan de ayudar a hacer realidad los sueños de los que hoy son sus discípulos, rememorando cuando ellos eran quienes recibían instrucciones.

Un papel muy distinto a los anteriores será el que ejerza Alfonso Wucherpfennig en Londres. El pomposo Centro Acuático londinense será el hábitat en el que se desenvuelva este malagueño. Será juez en las competiciones de natación. La próxima semana viajará a tierras británicas para afrontar su cuarta cita olímpica, después de Barcelona, Atenas y Pekín. En la capital china fue parte implicada en uno de las polémicas que más polémicas causó. Era el 15 de agosto de 2008 y Michael Phelps se disponía a conseguir su séptima medalla de oro en aquellos Juegos, en la prueba de 100 metros. Un final apretado desató la discordia, ya que el resultado final daba al norteamericano como vencedor. Sin embargo, todas las tomas televisivas hacían parecer que el primero fue el nadador serbio. "Ese día me tocó estar en el cuarto de conflicto. Se trata de un despacho donde se reciben las posibles reclamaciones y se toman las decisiones oportunas. El entrenador de Cavic llegó bastante molesto, ya que pensaba que el serbio había vencido. Sin embargo, el cronometraje y las placas electrónicas no fallaron, por lo que la queja no tenía validez", sentencia Wucherpfennig, quien recuerda por qué decidió hacerse juez: "Mi vida ha estado ligada a la natación. He pasado por todas las facetas posibles. Fui nadador, jugador de waterpolo y quería mantener una conexión fuerte con este deporte".

Arquitecto de profesión, mantiene que su función, y la de sus compañeros, es fundamental para el desarrollo del deporte y expresa que desde su puesto puede llegar a altos niveles de satisfacción. "Cuando todo sale bien y una competición se desarrolla sin problemas, me voy orgulloso de mi trabajo. Cuando hay algún tipo de queja, lo mejor para un juez es acertar y demostrar a quien interpone la reclamación de que está equivocado", confirma el árbitro, quien ha vivido la evolución del deporte español, en especial de la natación en los últimos años: "Una de mis mayores alegrías es que, desde que me inicié como juez, la natación española ha crecido mucho".

Cinco historias desconocidas para el gran público. Cinco malagueño, que acompañarán a Isco, Duane Rocha y Borja Vivas desde un plano distinto pero igualmente importante. Noelia Oncina, José Antonio Crespo, Elena Benítez, Ángel Alonso Ríos y Alfonso Wucherpfennig intentarán lograr su particular medalla de oro ayudando a deportistas. Desde el otro lado del deporte vivirán, desde otro prisma, la magia que rodea a unos Juegos Olímpicos.

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