Racing ferrol | granada 74 · la crónica

Las meigas son del '74'

  • Confirmación El equipo granadino cosecha su cuarto triunfo seguido tras reponerse de una mala primera parte Talento La pareja que forman Aranda y Luque en ataque vuelve a mostrarse letal

Alguna que otra meiga descarriada habría suelta ayer por el coqueto estadio A Malata, vestida con la casaca del '74', acaso atraída por lo de especial que tiene un equipo al que algunos quieren emparentar con el mismísimo diablo, pero que no es más que un estupendo grupo de futbolistas que están escribiendo una página preciosa, inusitada hace pocos meses en el fútbol provincial, y que cada día añade más elementos para la ilusión. No es que el equipo de Tapia ganara sin merecerlo o lo hiciera de suerte. Al contrario, sacó lo mejor de sí en una muy buena segunda mitad que mitigó todo lo negativo de la primera, cuando los de Tapia estuvieron desconocidos, con dudas en defensa y en la contención de la medular, sin ideas, incómodosý Los grandes son aquellos capaces de levantarse, mirar frente a frente al problema y poner todo de su parte para doblegarlo. Eso fue lo que hicieron, ayudados por esa pizca de suerte que suele acompañar a los equipos a los que les sonríe la vida, aunque sea temporalmente. Ahí es donde estuvo la meiga rojilla, para marcar nada más empezar el segundo tiempo, para volver a hacerlo justo después de que el rival se quedara con diezý y para terminar por apostillar un resultado contundente que sube las cotizaciones de Marsá y de los suyos en este circo maravilloso.

Como si de una suerte de doctor Jeckyl y Mister Hyde se tratase, el Granada 74 fue romo en el primer tiempo, parcial que perdió con justicia y del que salió hasta indemne, ante la mayor frescura y atrevimiento de un Racing de Ferrol herido que pudo haberse ido al asueto con más de una unidad de ventaja. Sin embargo, en el segundo fue valiente, mucho más aguerrido, vertical, talentoso y efectivo, de ahí que llegaran hasta tres goles y que en alguna contra final pudiese haber caído alguno más.

Tapia repitió once por primera vez esta temporada, sin duda animado por las buenas prestaciones del equipo en los últimos partidos. En el rival reaparecían dos de sus máximas ilusiones, el joven Pereira y su 'partenaire', el uruguayo Cacique Medina. En partidos así, enfrentamientos de dos rachas tan antagónicas, puede pasar de todo, desde que el herido salga como una moto y se lleve por delante al enrachado hasta que sea éste el que termine por aprovechar su mayor tranquilidad y mejor dinámica. En A Malata todo indicaba que sucedería lo primero, pero terminó por pasar lo segundo.

El precioso verde del estadio gallego fue el escenario de una contienda desequilibrada desde el principio, merced a la mayor implicación ofensiva del equipo local, que por otra parte salió como el guión podía aventurar, a por todas, a asediar desde el principio a la zaga más en forma de la categoría. Lo hizo con insistencia por la banda derecha, gracias a un Lamatina muy activo desde el principio y que centró con peligro en varias ocasiones durante el primer tramo del choque, teniendo que intervenir Jaime, Crespí o la bandera de alguno de los asistentes, que trajeron por la calle de la amargura a los ferrolanos con los fueras de juego, hasta terminar por desesperarse en la segunda mitad. El primer cuarto de hora fue de continuo juego en el campo del '74', que no se sintió cómodo, algo que se notó especialmente en hombres como Torrecilla o Fagoaga. Fue justo después del primer acercamiento granadino, culminado con un centro chut de Luque, cuando se produjo el gol del Racing, que aprovechó el ataque fallido rojillo para contraatacar por la izquierda, con un Jonathan Pereira que justificaba los anhelos de sus hinchas por recuperarlo realizando una habilidosa jugada por la izquierda, coronada por un pase de la muerte que el Cacique convirtió en gol sin muchos problemas.

Lejos de reaccionar, el gol dejó tocado al '74', que seguía sin ser protagonista de la batalla. Sólo al final reaccionó algo el equipo granadino, con sendas acciones de Luque, el más activo del primer tiempo, pero ambas fueron menos peligrosas que la del Racing pasada la media hora, cuando una falta lejana de Lamatina fue rematada de cabeza hacia atrás por Cacique Medina, marchándose el cuero fuera por muy poco.

La bronca de Tapia en el descanso debió ser importante. Lo que sí es seguro es que surtió efecto. El míster sentó a Fagoaga y retocó la zaga colocando a Ruz en la izquierda y a Assemoassa de central. De esa forma, Juanlu entró en el lateral y pudo aliarse bien con Saizar. Pero con independencia del cambio, el equipo de Tapia fue otro desde el pitido inicial, y tuvo el gran acierto de nivelar la contienda nada más empezar, gracias al tesón de Aranda por ganar un balón ante dos rivales, su talento para convertirlo en una asistencia hacia Luque y la precisión de éste para colocar el balón lejos de los dominios del arquero.

El gol dejó muy tocado al Ferrol y tuvo un efecto totalmente revolucionario en el '74', que, consciente del bajo nivel moral de su oponente, porfió, reforzado ya con Borja Criado en la banda, hasta terminar por darle la vuelta al partido, sin que su portería sufriera en demasía. La clave llegó en el ecuador de la segunda mitad, tras una dura entrada de Chema mato que significaba su segunda amarilla. En la siguiente jugada, un gran pase de Borja a Aranda acabó en penalti por derribo del portero sobre el malagueño. Luque le ofreció la bola al Ronaldo de El Palo y éste, valiente, puso el marcador ne ventaja con gran tranquilidad.

Ya no se podía escapar. El Ferrol se hundió, comenzó a perder balones en las entregas y se mostró sin ideas. Con el equipo gallego derrotado, una de las contras que llegaron por los espacios libres originados terminó con un nuevo gol de Luque, asistido por Saizar. Tapia, tan moderado y a veces inexpresivo, dejó salir toda su furia interior en un gran grito. Cuatro de cuatro y subiendo. ¿Cómo no soñar?

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