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Una muerte tardía e inmerecida

  • Los buenas cifras y minutos de los de Resino no evitan la caída en El Madrigal

Perdía pero no estaba muerto. La exigua ventaja amarilla era cómoda para los de El Madrigal, mas las acometidas rojiblancas podían traducirse en diana en cualquier instante. Era la sensación. Lo era hasta que, en el descuento, uno de los contragolpes de los castellonenses acabó con las opciones visitantes. El Granada CF tuvo ayer una muerte lenta, agónica y bastante injusta que sólo pudo consumarse cuando muchos de los hinchas locales ya habían abandonado sus asientos.

El 2-0 final fue demasiado premio para el Villarreal. Especialmente, tras una segunda mitad en la que -al menos, numéricamente- el cuadro de Abel Resino le pasó por encima. Pisaron más la caja valenciana, botaron más saques de esquina y chutaron con más asiduidad. En frecuencia vencieron; eso sí, en ahínco, la balanza se decantó para el lado de Marcelino García Toral y los suyos. Y es que, pese a que los granadinistas dispararon más, los villarrealenses lo hicieron con más puntería. Su calidad lo permitía.

La mejora en sensaciones y en cifras de los granadinos llegó sobre todo tras el asueto. Hasta entonces, sólo habían percutido dos veces sobre el arco de Asenjo, y ninguna de esos tiros hizo trabajar al ex del Atlético de Madrid. Aunque sería más correcto transformar el número de la forma verbal del vocablo 'haber' hacia el singular ya que los dos únicos intentos fueron de un mismo protagonista: Lass Bangoura.

En la previa, cualquier entendido del balompié no hubiera apostado por que el Granada CF tendría más posesión en el choque que Bruno y compañía. Ídem en relación al peligro. Y así lo parecía, además, en el primer minuto, cuando un resbalón a punto estuvo de dar al traste con el plan de los rojiblancos. Otra vez Mainz, otra vez ante once 'casacas' amarillas y otra vez en el preludio de un encuentro. Como si el tiempo no hubiese pasado, como si el zaguero madrileño estuviese en Santo Domingo una tarde de 23 de mayo de 2010. Uche lanzó fuera, y Pina respiró.

De nuevo, el deporte vuelve a reírse del destino y de las predicciones de los eruditos de la red y el pasto. La escuadra granadinista gozó de un 57% del tiempo con el esférico en sus botas. Más que la entidad dirigida por Fernando Roig -que lo tuvo el 43%-. En asociaciones completadas con éxito también se alzaron con la victoria los andaluces -82% frente al 71% local-. Los goles, no obstante, tuvieron sólo un conjunto como protagonista, igual que los puntos.

Son datos que reflejan lo que fue el partido. El Granada CF ha cambiado el chip desde el aterrizaje de su nuevo 'profe'. Varios jugadores han sufrido una auténtica metamorfosis que, más allá del tanteador final, puede conducir al éxito. Lo peor para sus intereses es que con la mejora en el juego no basta.

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