GRANADA CF | ALMERÍA

Ni siendo muy ofensivos

  • Acabar con toda la artillería en el campo no sirve al Granada para marcar

El partido del Granada ante el Almería fue todo un ejemplo de que un equipo puede ser ofensivo, se puede hasta decir que muy ofensivo, desde el minuto uno hasta el noventa, y ser incapaz de marcar un solo gol. El carácter atacante con el que Alcaraz dotó a los rojiblancos ante los vecinos almerienses queda claro con el sustituto elegido para reemplazar al sancionado Recio. Ni Coeff, ni Fatau, ni cambio de dibujo, el técnico optó por Piti en el trivote. Esta elección no funcionó de la forma esperada. El equipo tuvo problemas para dominar el choque, para combinar de forma adecuada, para enlazar jugadas. El catalán intercambió varias veces su posición con Fran Rico, que ayudó bastante a Iturra, pero la trascendencia de los dos en el juego fue muy baja. Uno de los detalles tácticos que dejó el primer tiempo, independientemente de que tanto Iturra como Fran Rico trataron de pisar varias veces el área con diagonales poco habituales hasta ayer, fue las continuas salidas desde atrás con el balón controlado de Murillo, auténtico mariscal de la zaga rojiblanca.

más madera

Si el Granada fue ofensivo desde el principio por los jugadores que ocuparon el habitual 1-4-1-4-1 de Alcaraz, con el desarrollo de la segunda parte y la necesidad de marcar por el 0-1 que registraba el marcador, pasó a ser muy ofensivo. Con la entrada de Ighalo el equipo pasó a actuar con dos delanteros, mientras que las sustituciones de Buonanotte y Foulquier por Riki y Nyom respectivamente llevaron al plantel a formar con un 1-4-1-3-2 que se convirtió en 1-3-1-3-2 tras la expulsión postrera de Murillo que fue el extraño y muy atacante dibujo con el que los rojiblancos concluyeron el choque.

Brahimi por dentro

Esta nueva disposición no evitó que los dos laterales subieran bastante por su banda, aunque los centros de Foulquier, a diferencia de lo ocurrido el pasado lunes en Anoeta, resultaron intrascendentes, y Angulo no siempre se entendió bien con el interior que tenía por delante, Riki primero y después Buonanotte. Fran Rico pasó a jugar solo en la medular, circunstancia que hizo crecer al gallego pero que permitió que los almerienses mostraran varias contras peligrosas. Tras dos avisos, en la tercera llegó el 0-2. El que pasó a jugar por dentro con la nueva disposición del equipo fue Brahimi, que acaparó mayor protagonismo que en la primera mitad aunque ninguna de sus muchas acciones con el balón en los pies llegó a ser decisiva. Piti también apareció por dentro partiendo desde banda, pero dio tan poco resultado como el hecho de juntar a dos delanteros sobre el campo, ya que ni El Arabi ni Ighalo tuvieron en ningún momento opción de brillar.

factores emocionales

No fue capaz de decir Lucas Alcaraz en la rueda de prensa posterior al choque si al Granada le pesaron más en el partidos los factores técnico-tácticos -hacer un mal partido, para entendernos- o los emocionales -esos que tienen que ver con la ansiedad y la presión-. Seguramente fue una mezcla de ambos, ya que dio la sensación de que el plantel no estuvo a la altura ni en lo futbolístico ni en lo mental, que fue superado por la claridad de ideas del Almería, más acostumbrado, como bien dijo su técnico tras el choque, a jugar este tipo de finales, y por la importancia de los puntos en juego.

la situación

Es obvio que después del grave pinchazo de ayer, lo mejor es que el Granada sigue dependiendo de sí mismo y que un empate podría salvar a los rojiblancos. Del mal, el menos, dirán los optimistas, que están de enhorabuena porque nadie pensaba que después de una decepción tan mayúscula, el equipo lo iba a seguir teniendo relativamente asequible para salvarse. Ahora, a trabajar los dos aspectos en los que el Granada suspendió ayer, los relativos al juego y los que tienen que ver con la mente, de cara a la visita a Pucela. Hasta ahora no lo eran, la del domingo en Pucela sí es una final.

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