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Ni pressing ni Sálvame... y piedras

  • La concentración ante el televisor a lo largo de gran parte del día de ayer no le sirvió para nada al Elche · Hubo lanzamiento de objetos contundentes contra el autocar del Granada CF

La imagen ofrecida por los jugadores del Elche a lo largo de toda la jornada, antes de disputarse el partido de anoche, invitaba al optimismo a la parroquia rojiblanca. Alojado en el hotel Milenio, sus futbolistas mataron el día aburridos ante la pantalla de la televisión. ¿Qué veían? Pues ni más ni menos que pressing catch y... Sálvame. A pelo: el juego que Bordalás les invita a realizar (al menos eso le ha recriminado todos estos días Fabri) y… cómo no quedarse en Segunda. Vamos, aburrimiento máximo y relajación para salir al terreno de juego apalominados.

La parroquia local no desfalleció en levantar el ánimo de su equipo durante toda la tarde. Las bocinas y los coches circulando por la ciudad no paró en ningún momento. En las inmediaciones del estadio Martínez Valero, en torno a tres mil aficionados ilicitanos aguardaron durante más tres tres horas la llegada de su equipo. Lo hizo a las 19:47 entre gritos de ¡herculano el que no bote!.

Quince minutos antes llegó el Granada CF fuertemente protegido por la Policía Nacional. Fabri fue de los primeros en bajar del bus y, levantando el puño, gritaba: "Vamos afición". A partir de ahó, lo temido: piedras, botellas y latas al vuelo... sin mayores consecuencias. La actuación policial fue efectiva e, incluso, procedió a la detención de un seguidor del Elche... que después de tanto calor y pasión se quedó sin ver el partido de su vida.

El ánimo se calentó bastante porque, todo hay que decirlo, algunos jugadores del Granada gesticularon despectivamente de cara a los seguidores locales a través de las lunas (no rotas) del autocar. Y de ahí: "Puta Graná" o "el año que viene Hércules-Graná".

Por las gradas, un poco de todo. Un camisetón de dimensiones talla XXXXXXL, que cubrió un fondo del estadio, o pancartas que rezaban: "Una afición, una ilusión, la victoria" o los menos elegantes: "Más cojones que las palmeras".

Los primeros pitos (o flautas) dentro del Martínez Valero fueron para los porteros del Granada, que salieron a calentar a las 20:17... y encima Roberto aprovechó para picarlos. Cinco minutos después se calmó todo con la aparición sobre el césped de los guardametas locales. A partir de ahí todo tranquilidad hasta el inicio del partidazo.

¿Qué era de la afición rojiblanca? Pues que no llegaba. Lo hacía de forma muy ajustada con respecto a la hora del inicio del encuentro para tratar de evitar en gran medida el 'choque' con la parroquia local. Minutos antes de iniciarse el choque, poquito a poco, ubicados por la grada. Y vaya que si se notó su presencia, pese a ser ubicados en la zona superior sobre uno de los córner del estadio, en el que colgaron una discreta pancarta serigrafiada con: "Granada contra la violencia".

... Y por el ascenso, digo.

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