Granada 74 | xerez · la crónica

El punto de Paulino

  • Picaresca El preparador físico del '74' corta una contra de gol enviando un balón desde el banquillo Algo es algo Los de Tapia igualan el tanto de Viqueira, pero no rematan la faena en superioridad numérica

El Granada 74 no fue ayer un especial ejemplo de deportividad. No se sabe si la jugada maestra protagonizada por Paulino Granero, preparador físico de Tapia, fue más o menos determinante en el punto salvado ante el Xerez Deportivo, pero el caso es que el impulso de Pau logró parar una contra parecida a la protagonizada hace algunas jornadas por el Getafe en el Bernabéu, cuando cogieron en pañales a los 'merengues' al estar éstos celebrando un gol que había sido anulado. Ayer pasó lo mismo. Luque botó una falta señalada como indirecta y la coló por la escuadra sin que nadie mediara entre su bota y la red. Los rojillos, henchidos por la alegría, se fueron a celebrarlo a la esquina, mientras el Xerez iniciaba una rápida contra con marchamo total de gol. Paulino no se lo pensó y lanzó un balón al campo desde su banquillo, en dirección al área de Jaime. Estalló el banco del Xerez, se paró el juego y el cuarto árbitro informó al colegiado sobre el ocasional infractor, que se fue expulsado, sin rechistar, pero con su objetivo conseguido. Como el delantero que simula un penalti que vale tres puntos...

El choque fue emocionante y bonito para el espectador. El '74' encontró enfrente el peligro que esperaba, capitalizado casi todo por los 'jugones' Viqueira y Yordi, viviéndose un primer cuarto de encuentro trepidante, con muchas alternativas y ritmo endiablado. Tapia apostó de salida por un esquema más ofensivo de lo habitual, con dos puntas -Francisco y Xisco Nadal-, un falso interior diestro -Fragoso- y la vuelta al equipo de Gibanel, que jugó por delante de Torrecilla. Sin embargo, no varió la forma de generar peligro, caracterizada por los continuos balones jugados en largo, casi siempre servidos por Crespí desde la zaga. El balear estuvo especialmente activo ayer, tanto en defensa como en ataque. Un pase suyo hacia Francisco (2'), inició las hostilidades.

El Xerez tuvo mucha presencia arriba en el primer tramo. La sociedad formada por Viqueira y Yordi fue peligrosa siempre que se pudieron aliar, con varios pases magistrales del primero que el segundo no aprovechó por ausencia de puntería (8') o por el cruce providencial de Crespí (11').

También el '74' hizo llegar muchos balones a las inmediaciones del área de Porato. Xisco Nadal disparó fuera desde dentro del área en dos ocasiones (9' y 14').

El público disfrutaba, la grada, poblada de azul, parecía la de Chapín y la sensación invitaba a pensar que cualquiera podía marcar. El Xerez lo rozó con un cabezazo de Aythami (16') y sobre todo con un derechazo de Viqueira, que se estrelló en el larguero (21'). Pero justo antes de esta acción se produjo la polémica reseñada al principio de la crónica, que animó aún más el 'cotarro'.

Jaime tuvo que salir al borde de su área para salvar de cabeza una nueva acción ante Yordi (30'), pero el manchego no pudo hacer nada ante el certero zapatazo de Viqueira desde la frontal, poco después. El gallego aprovechó medio metro tras un servicio de Ríos para situar el 0-1 en el marcador (37'). Qué calidad de futbolista.

El tanto fue un cubo de agua helada para los granadinos, que se fueron con la cabeza gacha al descanso, preocupados y tristes.

Un corro organizado en el césped justo antes de la reanudación pareció servir como revulsivo para que el equipo reaccionara, aunque sólo lo pudo hacer a medias, pese a jugar el último cuarto del choque con uno más por expulsión de Yordi.

El verdadero revulsivo lo supuso la salida al campo de Javi Guerra, que a los cinco minutos de salir a jugar empató el partido con un certero cabezazo a la salida de un córner botado por el guante de Luque.

El panorama pareció terminar de arreglarse cuando el colegiado cazó a Yordi forcejeando con Gibanel dentro del área xerecista, en los momentos previos a una falta que botaba Luque. El 'pichichi' de la Liga había visto poco antes otra amarilla en un encontronazo con Jaime, y su marcha se interpretó desde la grada, y también desde el banquillo visitante, como la renuncia casi total al ataque. Lo corroboró Boquerón Esteban sentando a Viqueira sólo dos minutos más tarde, por un Michel fondón e inofensivo. Así, el panorama se presentaba con casi media hora por delante, ante diez y con la positiva resaca del empate.

Pero los rojillos no pudieron profanar el arco de Porato pese a sus numerosos intentos, con balones desde la banda, parados, o disparos infructuosos. De hecho, las dos acciones más peligrosas las protagonizaron envíos al área que no encontraron rematador. El primero se paseó desde la izquierda sin que nadie la empujara, y el segundo llegó con un gran centro de Ruz que terminó en córner. También pudo marcar Assemoassa, de cabeza, pero sin éxito

Tapia sentó a un batallador Francisco por Elvis, metió a Luque en el centro para dejar el carril libre a Assemoassa, y le dio los últimos minutos a Falcón, que mandó la última esperanza fuera de cabeza. Así que quizá fue Pau quien salvó los muebles...

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