Los equipos modestos suelen depender de dos o tres jugadores que si no tienen su día lo acusan en exceso. Eso es, a grandes rasgos, lo que le ocurre al Granada CF. Si Fran Rico, Brahimi y Piti están enchufados, las opciones de victoria se multiplican. Y ayer, al igual que el resto de sus compañeros tras el descalabro de Almería, se vio su mejor versión. Sobre ellos tres, junto a la sobriedad que ofrecieron la pareja de centrales, se basó el triunfo del cuadro de Lucas Alcaraz ante el Valladolid.

Porque analizando el juego de los catorce jugadores que pisaron el césped de Los Cármenes, pocos jugaron por debajo de su nivel habitual. Roberto apenas tuvo trabajo y el poco peligro que creó el Valladolid lo resolvió con solvencia. Atrás, la primera parte de ambos laterales fue de lo mejor de la temporada. Murillo lideró la línea de defensiva y encima anotó un golazo. Mainz, por su parte, estuvo muy serio, como casi siempre.

En la medular, Iturra hizo su trabajo para que Fran Rico llevara el timón del juego rojiblanco. Hasta Recio se descolgó mucho más en ataque y anotó un doblete, circunstancia que le debe servir para ganar confianza. Brahimi estuvo estelar y Piti, pese a fallar una clara ocasión, rindió a buen nivel.

Arriba, El Arabi volvió a marcar, que es lo que se le pide. Pero además trabajó y mucho.