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En la salsita de Schuster

  • El Málaga destroza a balón parado a un Granada carente de ideas de medio campo hacia adelante El descenso se acerca con esta derrota y los próximos duelos ante Barça y Sevilla

En la salsita de Schuster

 El Málaga destroza a balón parado a un Granada carente de ideas de medio campo hacia adelante  El descenso se acerca con esta derrota y los próximos duelos ante Barça y Sevilla

La sintomatología que presenta el enfermo Granada CF empeora por momentos. La tercera derrota seguida del equipo de Lucas Alcaraz se produjo ayer contra un Málaga que volvió a cascarle cuatro a los rojiblancos. Como en las dos temporadas anteriores, pero con la plantilla boquerona siendo un borrón de aquella que aspiró, primero, y jugó, luego, la Liga de Campeones. 4-1, siendo ese uno un puro trabajo de maquillaje y vestuario. 4-1, siendo esos cuatro el reflejo de una tendencia peligrosísima para los hombres de Quique Pina: ausencia de ideas en ataque, previsibilidad, cierta indolencia, invisibilidad de jugadores importantes, una dosis de mala suerte y, lo peor, síntomas de que la confianza es cada vez menor. No se engañen. Este 4-1 tan grotesco tampoco se debió a un Málaga estelar. Les bastó con explotar sus recursos y tener claras las ideas. Barcelona y Sevilla asoman en el horizonte. Ofú.

El Málaga, tan sólo por acumulación de efectivos y algo de intensidad, evidenció los problemas del Granada para irse al ataque. Los de Schuster fueron más directos. Pablo Pérez y Samu medían a Angulo por la derecha; Amrabat y Antunes lo propio con Nyom por la contraria. Pero el primer desequilibrio grave cayó de lado granadinista. Un fallo en un pase de Pablo Pérez le dio la pelota a Brahimi, que con un bicicleta se deshizo de Angeleri y se plantó sólo ante Willy Caballero. Hasta ahí, todo bien. Pero ahora, de cara a gol, al argelino siempre se le hace de noche. Dribló al portero y con la meta sola, aunque vencido hacia la izquierda, la echó al lateral de la red (10').

El Granada desaprovechó la que tuvo. Otra vez. Y en esto llegó el tercer córner en quince minutos para los locales. Pablo Pérez sacó corto para Samu, que centró sin que nadie le tapase y Camacho, adelantándose a toda la zaga, cabeceó en plancha (1-0, 14').

La situación mejoraba pero de forma muy lenta, y sin muestras de que el cuadro rojiblanco jugase a lo que él quería, si no a lo que el Málaga invitaba. Una acción individual de Brahimi y un centro de Nyom al que no llegó por poco El Arabi fue el escaso bagaje ofensivo de un equipo imberbe a la hora de hacer daño. La batalla del centro del campo estaba perdida desde muy pronto. Fatau fue el de Segunda B, a Fran Rico no le llegaban balones y hasta Iturra se desconcentró por la hostilidad de su antigua hinchada.

Avisó Santa Cruz en un fallo de la medular y la contra consiguiente. Nueve minutos después llegó el segundo. Otro córner, salida en falso de Roberto y Camacho, de nuevo con la testa, tocaba sutilmente la pelota para pasarla por encima del de Chantada. Cinco saques de esquina, dos goles. La Bombonera de Martiricos saludaba a la permanencia.

El juego de las diferencias a los 42 minutos: dos córneres seguidos tuvo el Granada, el primero acabó despejado por la zaga local, el segundo en falta de Fatau al intentar rematar. Otra más. El Málaga marcó su tercer gol de penalti tras el descanso, tirándolo quien tenía que hacerlo: Amrabat. Antes del intervalo, a Brahimi. le hicieron otro. El argelino y El Arabi discutieron sobre quién tirarlo y fue el marroquí quien se encargó de hacerlo. Estando Piti sobre el césped y repitiendo la bochornosa imagen de penaltis pretéritos. Escoradito pero centrado, Willy Caballero se lo tapó (43'). Los dos últimos que ha lanzado el Granada los ha fallado. Esto tiene tufo a Betis.

Buonanotte entró por Fatau para ver si entre líneas hacía algo el Granada. Pero en la primera posesión, el argentino no la tocó y por mucho que sus compañeros sí lo hicieran, la jugada terminó como todas las del primer acto: balón largo para Willy. A los tres minutos de la reanudación un trallazo de Pablo Pérez acabó en córner tras paradón de Roberto. Y claro, tiro de esquina, pesadilla rojiblanca. Penalti de Murillo a Camacho y Amrabat, a la perfección, subió el tercero.

Cualquier charla al descanso, si iba destinada a que los rojiblancos no bajaran los brazos después del fallo de la pena máxima, sus efectos quedaron diluidos. Era otra goleada en La Rosaleda, que le sigue pinchando al Granada.

Quince minutos pasaban desde que se reanudó el partido y La Rosaleda parecía estar viviendo el 85. El Granada sucumbió a un estado mental rayano a la depresión, con brazos bajados y sabedor de que no tenía respuestas al simple orden blanquiazul. Todos estaban desaparecidos en combate. Los que tenían que mover el balón no lo recibían y, si lo hacía, no tenían a quién dársela. En el peor momento de la temporada surgen estas taras, imposibles ya de recuperar a base de concentraciones. Se ha difuminado su efecto de forma radical.

Un testarazo de Iturra (70') mandado a córner por Willy fue la mejor ocasión del segundo acto. Antes asomaron la patita arriba El Arabi y Murillo con dos intentos que no entraron por falta de convicción.

La tradición del 4-0 la completó el voraz Juanmi, que burló el fuera de juego en una acción de tiralíneas y dribló a Roberto para marcar. Otra semblanza más. Brahimi, sobradamente más dotado que el de Coín, falló una similar que hubiera supuesto el 0-1. El gol del honor lo rubricó El Arabi, quien aprovechó el relax general para anotar su duodécimo gol al batir por bajo a Caballero, que la había pifiado dándole un pase a Brahimi (4-1, 77'). A buenas horas, Willy. A buenas horas, Granada.

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