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"El techo del mundo parece un supermercado"

  • La creciente afluencia de montañistas inexpertos multiplica los sucesos luctuosos en la cordillera

Ansia pura de adrenalina, el simple deseo de vencer los propios límites o una obsesión inexplicable: son muchas las razones que empujan a una persona a retar a las más altas montañas del mundo, el Everest, el K2, el Lhotse o el Nanga Parbat. Cuando el Himalaya llama, para muchos montañistas aficionados no tiene precio dejarse guiar por alpinistas experimentados hasta una cumbre. Y la consecuencia se encarna en tragedias cada vez más dramáticas, como la de este fin de semana en el K2. El accidente ha vuelto a encender las críticas contra las expediciones comerciales al Himalaya, que ya se dejaron oír tras el desastre que acabó con nueve muertos en el Everest en 1996.

"La gente reserva paquetes que incluyen ascenso al K2 como si comprara un viaje con todo incluido a Bangkok", declaró ayer a dpa el tirolés Reinhold Messner. "Pero quien quiera subir a un 'ochomil' debe asumir su propia responsabilidad y ser capaz de desenvolverse de forma autónoma en tal altura".

Desgraciadamente, lamenta Messner, hoy existe una gran demanda para ese tipo de viajes. "Y donde hay demanda, también hay mercado. Y éste mueve mucho dinero". Un tour al K2 cuesta entre 30.000 y 40.000 euros (unos 45.000/60.000 dólares). La subida al Everest es incluso más cara.

Messner asegura que los errores fundamentales de los escaladores aficionados son siempre los mismos, hoy y en 1996: "Entonces fue una tormenta y la muerte de dos guías lo que desencadenó la tragedia en el Everest. Ahora, en el K2, fue una avalancha de hielo que bloqueó el camino de regreso. El caso es que a los accidentados les faltó la experiencia suficiente como para salvarse de forma independiente. Asaltar la cumbre cuando comenzaba a oscurecer es una tontería. No es profesional".

"El techo del mundo parece ahora un supermercado", publicó ayer el diario La Stampa. El italiano Fausto De Stefani, que conquistó todos los ochomiles del mundo, pidió que se desmontaran los cables de fijación, sin los cuales los aspirantes inexpertos no tienen ninguna posibilidad de subir. ¿Qué les impulsa a trepar las cumbres más altas del mundo? "Búsqueda de fama y ambición exagerada", según el sueco Fredrik Strang, testigo y participante en las tareas de salvamento en la tragedia del K2. "Esta es una montaña en la que no se encuentran cadáveres completos. Se encuentran trozos de cuerpo".

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