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El técnico del cambio

  • Valverde logra el doblete después de variar el estilo y de levantarse tras el fiasco en la Liga de Campones

El entrenador del Barcelona, Ernesto Valverde, observa el juego de sus jugadores desde el área técnica.

El entrenador del Barcelona, Ernesto Valverde, observa el juego de sus jugadores desde el área técnica. / Ballesteros / efe

Frente a las críticas, Ernesto Valverde siempre tendrá un poderoso argumento que mostrar: ganó la Liga española y Copa del Rey un año después de que el Barcelona pareciera en ruinas. Desde el pragmatismo, próximo al estoicismo, propició el cambio.

"Ser mejores, crear espíritu de equipo y permanecer juntos. Y emocionar a nuestra gente, que son muchos en todo el mundo", fueron las bases de su trabajo establecidas en su presentación como azulgrana.

En marzo de 2017 Luis Enrique anunció su adiós después de tres extenuantes años. Y se despidió con una Copa del Rey como único título que enseñar en su última campaña y con la sospecha de que llegaban años oscuros a la entidad barcelonista.

Valverde, de 54 años, fue la apuesta, un técnico con buena reputación por su trabajo en equipos como Villarreal, Olympiakos, Valencia o Athletic. Pero nunca había entrenado a un conjunto con la calidad y, sobre todo, la exigencia del Barcelona. Todo eran dudas.

Y éstas se acrecentaron pronto, en agosto, cuando el Madrid barrió a los azulgrana en la Supercopa de España por un global de 5-1 que contribuyó a alimentar el pesimismo que estaba germinando en el entorno.

Pero el métódico Valverde transformó las dudas en certezas sin ruido. Y su equipo -casi los mismos titulares de Luis Enrique con la notable ausencia de Neymar- comenzó a alimentar una racha que todavía dura: nadie le podía ganar en la Liga. Y resultó que en marzo ya se intuía que el ganador sería el Barça.

Tal vez la Supercopa de España tuvo algún efecto en Valverde, quien pronto expuso cuál sería su plan: solidez defensiva, presión automatizada y dinamita en las áreas. No extrañó que sus dos futbolistas más destacados fueran Ter Stegen y Messi.

Nunca lo explicó y no se sabe si Valverde fue o se hizo pragmático. Lo cierto es que su juego no sedujo ni se agarró al llamado estilo Barça, pero los números fueron incuestionables.

Tampoco tardó en confirmarse que Valverde representaba la imagen del Barcelona, por su caballerosidad y deportividad. Nada que ver con el irascible Luis Enrique. Su momento más difícil ocurrió cuando su equipo perdió ante la Roma (3-0) y fue eliminado en cuartos de la Champions contra pronóstico. Arreciaron las críticas por un supuesto conservadurismo.

Su respuesta más concluyente apareció el 21 de abril, cuando el conjunto azulgrana goleó al Sevilla en la final de la Copa (5-0) con una exhibición de fútbol de alta escuela. Valverde ya ocupa un lugar en la historia barcelonista, pues cogió un equipo en la nada y lo llevó hasta el doblete. Aunque con las asignaturas pendientes del estilo y de la Liga de Campeones...

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