fútbol copa del rey

Un título copero con efectos balsámicos

  • El Barça quiere olvidar el fiasco en la 'Champions' y el Sevilla, intentar arreglar su irregular año en la Liga

Ernesto Valverde da unos toques de balón durante el entrenamiento de ayer.

Ernesto Valverde da unos toques de balón durante el entrenamiento de ayer. / alejandro garcía / Efe

Objeto ambos de la crítica menos ecuánime y en circunstancias que distan de ser las mejores en cuanto a juego y momento anímico, Barcelona y Sevilla chocarán hoy en una final de la Copa del Rey que marcará la temporada de ambos. El flamante Metropolitano rojiblanco se estrenará como sede de una final copera, entre fuertes medidas de seguridad, que por cuarto año consecutivo presidirá desde el palco Rey Felipe VI.

Al margen de las cuestiones políticas, que habitualmente distraen la atención antes y después del choque, Barcelona y Sevilla lucharán un por título llamado a marcar sus dispares temporadas. Virtualmente campeones de la Liga, los azulgrana necesitan la Copa para redondear el doblete que ahora buscan y compensar así su estrepitoso fracaso en la Champions.

La inesperada y humillante eliminación de los catalanes en los cuartos de final de la máxima competición europea con un 3-0 ante una Roma que una semana antes habían superado por 4-1 aún escuece en un equipo que, una campaña más, aspiraba al triplete. La incapacidad de los dirigidos por Ernesto Valverde para avanzar a las semifinales del torneo que mejor domina el Real Madrid frustró a una parte de la hinchada culé, que ahora exige el doblete para aprobar la temporada de los suyos.

En una campaña de récords en la Liga, el propio equipo azulgrana se autoimpone una victoria para reducir a categoría de lamentable anécdota el tropiezo europeo. Apeado también de la Liga de Campeones en unos cuartos bien desafortunados ante el Bayern, el Sevilla también busca con la conquista de la Copa compensar una temporada de lo más irregular. Al innegable éxito de alcanzar los cuartos europeos por primera vez en su historia y de plantarse en su quinta final de Copa, los hombres de Vincenzo Montella oponen su séptima posición en la Liga, a tres puntos del último puesto que, por ahora, da acceso a la Liga Europa de la próxima temporada. Capaces de desplegar un fútbol brillante en algunos partidos pero con una evidente sequía goleadora, los nervionenses buscan un triunfo que coloque la tercera Copa en su palmarés, después de acumular siete partidos consecutivos sin ganar entre Champions y Liga.

El Barcelona invicto de la Liga -no perdió en ninguna de las 33 jornadas disputadas-, por su parte, persigue su cuarta Copa consecutiva y también el buen juego que exhibió en algunas fases de la temporada y que apenas encontró tras la última parada para las selecciones. Muchos ojos estarán pendientes del futuro de Iniesta, que, salvo sorpresa mayúscula, hoy disputará su última final con la camiseta azulgrana antes de emprender su camino hacia el fútbol chino. Los barcelonistas confían en su magia y en el genio Messi, que marcó al Sevilla 30 goles, más que a ningún otro equipo, para alzar el que sería su trigésimo trofeo copero. Además, con el título igualarían el póquer de Copas sólo antes conseguido por Athletic y Real Madrid.

Ernesto Valverde buscará su primer título con el Barcelona con Cillissen bajo palos; Rakitic en el mediocampo, probablemente acompañado por Coutinho, que debutará como azulgrana en una final. Con Messi en su once, el Rey de Copas español -ningún otro equipo supera las 29 que ya tiene- ganó 14 de las 17 finales que disputó.

Entre ellas, la que Barcelona y Sevilla jugaron en 2016 en el Vicente Calderón. Los azulgrana se llevaron aquel choque con un costoso 2-0 en la prórroga. Fue uno de los cinco triunfos del Barça en las seis finales que peleó con el Sevilla en todas las competiciones. Los blanquirrojos, que sólo se impusieron en una, la Supercopa de Europa de 2016, buscarán su segunda victoria ante el Barça con todos sus futbolistas a disposición de Montella.

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