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Un triple para la historia

  • Una canasta de Corts a falta de 30 segundos permite al Covirán debutar con buen pie en la LEB Oro

  • El equipo de Pablo Pin sustenta la victoria en su buen tono físico y el trabajo en el juego defensivo

Sergio Olmos, uno de los destacados del encuentro, lanza a canasta ande la oposición de Watson.

Sergio Olmos, uno de los destacados del encuentro, lanza a canasta ande la oposición de Watson. / alba puga

A falta de 40 segundos para la conclusión, el visitante Kevin Van Wijk lanzó un triple para empatar. El balón le llegó a las manos de Carlos de Cobos tras rebotar en el aro. Era un ataque para la historia del Covirán y fue Carlos Corts quien escribió esta página con un triple espectacular que puso el marcador imposible para el Ourense cuando aún se tenían que jugar 30 segundos (67-61). Medio minuto que fue un respiro para un Palacio de Deportes que decidió volver a lo grande al baloncesto nacional.

El equipo de Pablo Pin empezó su periplo en la LEB Oro con un triunfo por 68-64 en un partido en el que casi siempre fue por delante, aunque nunca con una ventaja clara. Si a Corts le cupo la gloria de una jugada determinante, hay que destacar la inmensa actuación de Carlos de Cobos, Guille Rubio y Sergio Olmos, las tres patas en las que se apoyó el resto del equipo para sacar adelante un enfrentamiento que hasta prácticamente el penúltimo instante no tuvo ganador. Fue un encuentro para atraer a la afición que aún remolonea en su casa la decisión de volver a la grada, pues ayer se vivió en el Palacio toda la emoción que puede ofertar el baloncesto. No fue un partido excesivamente vistoso porque las defensas estuvieron por encima de los ataques, pero sí intenso, tanto dentro como fuera de la pista.

El conjunto nazarí mandó en los números durante casi todo el enfrentamientoLos locales supieron reponerse a una mala puesta en escena tras el paso por vestuarios

Aunque fue el visitante Rozitis al que le cupo el honor de anotar la primera canasta en el Palacio en esta etapa de LEB Oro, fue Alo Marín el que inscribió su nombre como primer jugador del Covirán que sumó puntos en la vuelta de Granada a la segunda categoría del baloncesto español. Y lo hizo desde más allá de la línea de 6,75. Fue el momento en el que los locales se quitaron de encima los nervios, si es que los hubo, de los primeros compases de un choque que ya es historia. Los primeros errores en ataque se suplieron con una aguerrida defensa con la que se impidió que los gallegos se creyeran que el partido iba a ser pan comido por el hecho de jugar contra un recién ascendido. Hasta 5-8 es lo más que llegó el Ourense cuando se habían consumido tres minutos. A partir de ahí, los de Pin metieron una marcha más en todas las líneas para endosar un parcial de 8-0 que obligó a García de Vitoria a pedir tiempo muerto (13-8, 6').

Pareció volver con fuerza el conjunto gallego con un triple de Van Wijk, pero a trascartón De Cobos contestó con la misma moneda. Los últimos minutos del acto inicial se cargaron de intensidad a ambos lados de la pista. Los granadinos, con una defensa de anticipación robaron varios balones para poder contraatacar. Además, estuvieron atentos para cerrar el rebote. Así, aguantaron la ventaja de cinco puntos hasta la conclusión de los primeros diez minutos: 22-17.

La falta de acierto en el tiro exterior y los problemas para meter balones a los pívots provocaron que los locales sufrieran unos minutos de sequía (dos puntos en los primeros cuatro minutos, 24-20). Tuvo que volver De Cobos a pista para poner más criterio y, de paso, hacer mover los guarismos locales, que con una canasta de Sergio Olmos lograron la máxima ventaja hasta entonces (28-20). Pero un parcial de 0-5 obligó a Pin a parar la contienda (28-25, a 4'30'' del descanso).

Aunque las diferencias no se ensancharon, al menos el Covirán estuvo listo para provocar faltas, tanto que antes del descanso hasta dos foráneos (Murativic y Rozitis) ya tenían tres. No obstante, el Ourense estuvo algo más fino de cara a la canasta local y recortó al intermedio: 34-31.

No sentó bien el descanso a la huestes de Pin, que vieron como un parcial de 2-6, puso a sus invitados por delante mucho tiempo después (36-37). Ante los problemas de Wright en la 'pintura' y del equipo en los rebotes, tuvo que coger de nuevo la manija De Cobos para, con una penetración, romper una sequía anotadora de más de tres minutos y medio. Además, Pin puso en pista a sus pesos más pesados (Rubio y Olmos) y el movimiento se tradujo en un parcial de 8-0 (44-37, 26'45''). Pero con las mismas, cuando se sentaron Rubio y De Cobos volvieron los problemas en el rebote y la falta de ritmo en ataque. Los gallegos cogieron frescura y se metieron en el partido. Con un triple sobre la bocina se puso el marcador con empate a 47 a falta de disputarse los últimos diez minutos.

Tal como había ido el enfrentamiento, cada canasta iba a valer su peso en oro en el acto definitivo. En los primeros compases, el Covirán, muy lastrado por la falta de acierto en los lanzamientos desde más allá de la línea de triples, vivió de los puntos de Almazán, que por fin apareció en la pista delantera. Los gallegos, con un juego más equilibrado en ataque, respondieron inmediatamente. Los empates en el electrónico se sucedieron de forma constante durante los primeros cuatro minutos del cuarto definitivo.

Una canasta tras rebote ofensivo de Guille Rubio y la muñeca de De Cobos para anotar el tercer triple de los locales dieron un pequeño margen a falta de cinco minutos (56-51). Pero en ese momento el Covirán entró en bonus. Llegó el momento de los valientes. De Cobos, Olmos y Rubio se echaron el equipo sobre sus hombros. Precisamente, un robo en defensa del segundo y un 2+1 del tercero obligaron a García de Vitoria a parar el partido cuando vio el marcador: 61-53, a falta de 4'05'' para el final.

Pero estaba escrito que no estaba nada hecho. Un parcial de 0-6 metió a los gallegos por enésima vez en el encuentro. Faltaban dos minutos de infarto para la conclusión. Cada ataque se convirtió en una odisea para los dos contendientes. De nuevo, intercambios de canastas, el Covirán desde la línea de tiros libres, hasta que a falta de medio minuto llegó la jugada que definió el encuentro. El triple de Corts expandió el júbilo por todos los rincones del Palacio, que acogió la primera victoria de una temporada que promete más emociones.

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