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La última misión del polista acuático

  • Iván Pérez se despide de la selección española con un palmarés envidiable · El metal olímpico, la espina clavada del jugador

El cuarentón Iván Pérez (La Habana, 1971) empezó jugando al polo acuático y acabó practicando waterpolo. Se inició siendo una de las estrellas del deporte en la Cuba del castrismo en los noventa y puso el Atlántico por medio para triunfar en España, donde prácticamente lo ganó todo excepto una medalla olímpica.

Será el único pesar de Iván Pérez, que se retirará con el orgullo de haber superado en número de Juegos a su padre, Jesús, quien de pequeño siempre le recordaba que él había participado en tres Juegos. "Yo ahora he disputado uno más. Ya no eres nadie", le recuerda Iván a su padre entre bromas.

Iván Pérez lleva diecisiete años en España, 32 jugando a waterpolo. Se enamoró del país cuando participó con Cuba en los Juegos de Barcelona. Fue su escaparate al mundo. Un tipo de casi dos metros y 110 kilogramos no pasó inadvertido para los cazatalentos.

Se pudo ir a Italia, aconsejado por Manel Estiarte, pero tres años después fichó por el Poble Nou. Después jugó en todos los equipos punteros: CN Barcelona, Atlético Barceloneta, Brescia, Terrassa y Sabadell, donde ha puesto punto y final a su carrera.

Si no llega a ser por el veto impuesto por Cuba, Iván Pérez podría presumir ahora no de haber jugado en cuatro Juegos Olímpicos, sino cinco, porque desde la isla caribeña impidieron que el boya jugara con España los Juegos de Sidney una semana antes del inicio del evento.

Iván no lleva muy bien todo lo relacionado con la geopolítica y eso que aún recuerda una de las primeras veces que estuvo al lado del comandante Fidel Castro.

Fue en 1991, tenía 20 años. Cuba le ganó a Estados Unidos la final de los Juegos Panamericanos, disputados en La Habana, y aquel día la piscina Baraguá estaba repleta de gerifaltes castristas. Por aquella mediática victoria, el régimen castrista le regaló al equipo una semana de vacaciones en Varadero.

Pérez puede presumir de haber jugado con el Dream Team español. Fue compañero de Estiarte, de Jesús Rollán o de Toto García, y también el nexo de unión con el actual equipo. Por eso su palmarés, a falta de un metal olímpico, es envidiable.

Dos Campeonatos del Mundo (Perth 1998 y Fukuoka 2001), un subcampeonato en Roma 2009, medalla de bronce en Melbourne 2007. Bronce en el Europeo de 2006, oro en los Panamericanos de 1991 y nueve títulos en diferentes clubes en España entre Liga y Copa.

Todo menos una medalla olímpica, el anhelo que Iván Pérez perseguía cuando Rafa Aguilar, uno de los hombres que le han marcado en su carrera, le propuso volver al equipo y poder retirarse en unos Juegos Olímpicos.

Iván Pérez, un tipo que siempre regala sonrisas, empezó jugando al polo acuático y como pívot, y ha acabado practicando waterpolo y como boya. De Baraguá a Westfield. Inicio y final del trayecto, con unas cuantas paradas por el camino. Ayer marcó el último gol en un torneo olímpico tras muchas emociones vividas.

Al cubano, que fue el capitán del equipo el último día, se le ha acabado una vida, pero ya piensa en la siguiente. Quien sabe si como entrenador, su próxima misión, un día, podrá conseguir su sueño: una medalla olímpica.

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