Granada 74 | poli ejido · la crónica

El veneno le gana al descaro

  • Efectividad Al Poli Ejido le basta con un picotazo en el arranque de cada periodo para imponer su clara superioridad ante un '74' plagado de canteranos Actitud Los rojillos merecieron al menos marcar

Va a ser un papelón para Carlos María Rodríguez y él es el primero en saberlo, pero el gaditano de Vejer es un tipo valiente, que se ha pateado mucho albero y que siempre ha querido crecer en su carrera. Debutar como primer espada en Segunda B es crecer, aunque el reto tenga tintes imposibles, como es el caso. Lo que parece claro es que poco tiene que perder, y eso siempre es un estímulo para prestarse a misiones tan difíciles como la de salvar la temporada en un club como el '74'. Si de por sí el potencial del grupo que manejó Miguel Rivera desde el principio era limitado, lo que ahora gestiona Carlos María lo es en grado superlativo. Ayer, además, echaba en falta a casi todo lo ofensivo que ha quedado de la etapa Rivera: Capa, Sergio Molina y Juan Moreno, y para colmo visitaba Pinos un Poli Ejido poderoso, conjuntado, fresco, serio, competitivo y matador. El guión fue previsible y nada se pudo hacer, sólo dejar buena muestra de una encomiable actitud, pelear con dignidad, rozar el gol en alguna ocasión y esperar a que el calendario sea más benévolo y a que las propias jornadas y los minutos de plena competición ayuden a que Gúmer, Nino, Choco, Álvaro Santos, Guerra... y el resto de gente joven midan sus propias posibilidades en una categoría como la de bronce... y obren el milagro.

Carlos María pretendió jugar con un 4-3-3 y ser fiel así a la filosofía de la casa. Marsá ya tiene lo que tanto quiso: un equipo de cantera en Segunda B. De cantera pura y dura. La referencia ofensiva hasta el final de la temporada será Gúmer, que acumulaba hasta ayer la friolera de 7 minutos en Liga. Ahí puede jugar Juan Moreno, y también Ortiz, o Sergio Molina, Álvaro... pero el único delantero específico que hay es Gúmer. Sin embargo, fue Gámiz siempre el más peligroso, o al menos el único que parecía capaz de inquietar, gracias a la electricidad de sus movimientos, su velocidad y a su aceptable capacidad para regatear. Éste compareció pegado a la derecha, y Ortiz en la banda contraria, pero el atarfeño nunca superó a Gaitán, ni logró internarse con peligro hacia el centro. Por detrás de la línea de tres aparecía Nino, completamente perdido en toda la primera parte y participativo en la segunda. Morán y Valero se encargaron de intentar frenar el juego creativo del Poli, pero éste fue un ciclón cuando dijo de atacar y, como los buenos equipos, rentabilizó su mayor poderío con sendos picotazos logrados, además, en el despertar de los dos periodos. Ambos, sin duda, goles claves.

El Poli es un equipo de talla. Tiene una defensa experta y fornida, y una maquinaria ofensiva de considerables proporciones, pues cuenta con grandes llegadores en la medular, como Gregory, Nakor o Mikel Rico, buenos tipos de banda como Juli y un delantero de los de verdad, grande y definidor, además muy enrachado, como es el caso de Jorge Molina. Los celestes (ayer de verde) dieron la impresión de controlar el choque como quisieron y, a decir verdad, el hecho de romper el marcador a las primeras de cambio les permitió jugar a su antojo en un campo que para todos va a ser incómodo (por dimensiones y superficie sintética), pues le cedió al imberbe '74' la papeleta de crear yendo a remolque, y pudo verlas venir basado en una buena defensa.

El gol fue producto de una contra tras una jugada de peligro para el '74'. Milla subió a botar una falta que, volcada al segundo palo, fue rematada por Juanma Morán y parada por un atento Valerio junto al palo. La siguiente acción fue finalizada precisamente desde el lugar vacío en el que no estaba Milla, espacio que ocupó Nakor, quien, tras recibir un gran pase de Gregory, definió a la perfección, ya en el área, ante la salida de Camacho.

Como explicó luego el míster, el gol no trastocó los planes de su equipo, que siempre intentó ser vertical, pero que abusó del pase en largo y siempre se encontró con la defensa ejidense muy bien colocada y perfectamente asistida por los hombres de la medular. Tras el gol, sólo Choco logró pisar el área en una internada que murió en la salida de Valerio (12'). Hasta el tramo final del periodo, ni uno ni otro equipo generaron ocasiones, viviéndose una pugna en la zona ancha infructuosa a todas luces para un '74' que, pese a competir, tenía el lastre del marcador siempre en mente. El gran problema para los rojillos hasta el descanso fue la ausencia de creación desde el medio.

No obstante, el choque se animó y el '74' pudo empatar en un balón de Ortiz, que se fue al suelo, pero que no sacó el penalti que buscaba (34'). Camacho salvó el segundo con un paradón ante un tirazo de Molina (42'), y justo después Ortiz chutó desde dentro del área, pero atajó Valerio (43').

La segunda mitad fue similar, aunque el '74' tuvo mucho más el balón y generó ocasiones como para haber marcado. Pero todo ello, después de que el Poli sentenciara con el segundo, al aprovechar Nakor un gran claro en el punto de penalti, donde Molina batió a placer a Camacho, haciendo buena así la asistencia de su compañero (54').

Dos minutos después el '74' montó muy bien una contra, pero el pase de la muerte de Gámiz se le quedó atrás a Gúmer y la opción murió. Es destacable la ilusión que puso el cuadro local en lograr recortar distancias. No cejó en su empeño hasta el pitido final, rozándolo con tiros de Gúmer (68'), Nino (69') y Valero (75'), pero sobre todo en un cabezazo de Álvaro Santos en el primer palo, que se fue fuera (81').

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