cOVIRÁN GRANADA | xuven cambados

Por la vía tradicional

  • Los de Pin se imponen sin problemas al Cambados en un duelo marcado por su gran defensa

  • La derrota de Alicante en La Roda hace que granadinos y manchegos se jueguen el ascenso

La primera ya está conseguida. Al Covirán Granada le restan cuatro finales para lograr el objetivo propuesto desde principio de temporada. Un ascenso directo a la Liga LEB Oro que está más cerca tras sumar ayer ante el Xuven Cambados un nuevo triunfo, que unido a la derrota de Alicante en La Roda, hace que el conjunto de Pin sólo tenga que jugársela ante los manchegos, pues los levantinos ya están dos victorias por detrás. Los rojinegros se impusieron con mucha comodidad a un equipo al que ahogaron por la vía tradicional, la defensa.

Arrancaron los locales abusando de los lanzamientos desde más allá de 6,75 consecuencia de las defensas alternativas que planteó Chiqui Barrios. De hecho, en apenas tres minutos y medio de partido habían intentado anotar de tres en cinco ocasiones, acertando en dos de ellas por medio de Manu Rodríguez. El técnico gallego quería asfixiar a Devin Wright en la pintura, evitando recibir de cara al aro, de ahí las constantes ayudas sobre el pívot lucense. Esto provocó que los rojinegros no estuvieran cómodos, pero se bastaban con una defensa decente para evitar que su rival se fuera en el electrónico. Sobre todo, porque el acierto de cara al aro no es la mejor arma de los de Barrios, que mucho tendrán que mejorar para evitar el descenso.

La igualdad fue la nota predominante en los primeros diez minutos, en los que los de Pin estuvieron muy fríos al no tener continuidad en ataque por lo que trataron de correr para evitar la zona gallega. Sólo Manu, que volvió a cometer dos faltas en el arranque, veía el aro con cierta facilidad, anotando ocho de los 18 puntos de su equipo en unos primeros diez minutos insulsos que terminaron con una renta de cinco gracias a un parcial de 7-0 con un último triple de Carlos Corts (18-13).

Pero la imagen mejoró tras el primer receso. El Xuven Cambados tenía claro que sólo podía sorprender al Covirán con una defensa muy cerrada pero los nazaríes, con un buen inicio de segundo cuarto, se fueron nueve arriba obligando al técnico visitante a solicitar tiempo muerto cuando apenas se había jugado un minuto.

Sin embargo, fue el trabajo atrás de los rojinegros el que marcó la diferencia en el partido, obligando a lanzamientos muy forzados o directamente evitando que su rival tuviera opciones de tiro agotando en varias ocasiones sus posesiones. En ese sentido, el trabajo de Eloy Almazán y Alo Marín sobre Juanchi Orellano, el MVP de la última jornada, fue realmente bueno. A cinco minutos del descanso, el Covirán ya doblaba a su rival en el marcador (26-13), que tardó 6:16 minutos en anotar su primera canasta en el segundo periodo, rompiendo así un parcial de 18-0 de los locales. La rotación era constante, lo que permitía ofrecer un nivel de intensidad que pocos conjuntos de la categoría son capaces de dar.

Dos triples consecutivos desde su casa de Almazán lanzaron a los de Pin en el electrónico, que se fueron 20 arriba para desesperación de los gallegos. Y es que llegaron al descanso con tan sólo seis puntos anotados en diez minutos y sin llegar ni siquiera a 20, lo que reflejó su escasa calidad pero también el excelente trabajo defensivo de los granadinos.

Los números reflejaban la superioridad de los rojinegros en valoración (52-11), rebotes (25-13) y porcentajes desde la línea de tres (50%-9%). Y todo con la sensación de no estar viendo al mejor Covirán de la temporada. Sólo Almazán tenía más valoración que los ocho jugadores que habían jugado en la escuadra de Cambados. Casi nada.

Tras el paso por vestuarios, la tónica cambió algo en cuanto a que Xuven estuvo más acertado de cara al aro, algo que tampoco era muy complicado tras el paupérrimo primer tiempo que cuajó. Coby asumió la responsabilidad en ataque pero no era suficiente para recortar distancias. Pese a todo, y debido a la mala circulación de balón del Covirán, Pin no dudó en parar el partido con 16 arriba a 4:42 del final del tercer cuarto. Y le salió bien pues Manu Rodríguez anotó su tercer triple del partido evitando que los nervios se instalaran en el Palacio. Un mate de Iriarte tras un contraataque devolvió los 20 puntos de diferencia, que llegó a ser de 22, dejando el choque sentenciado con diez minutos aún por jugar. Y con una imagen, el enorme tapón que Nguirane puso a un rival demostrando la superioridad de los de Pin.

La afición se lo quería pasar bien y comenzó a hacer la ola nada más iniciarse el último periodo, dando por hecha una victoria fraguada una vez más en una gran defensa. Al Covirán le bastaba con administrar su renta para llevarse el triunfo, y aunque no quiso hacer sangre, se fue hasta los 28 puntos de renta (62-34) con un excepcional Corts comandando la nave granadina. Los más de cuatro minutos sin anotar que volvieron a repetir los visitantes demostraron que la diferencia estaba atrás.

Los últimos cinco sobraron, y la única duda era saber con cuántos puntos de diferencia terminaría un partido muy cómodo para los rojinegros, a los que les queda un último mes de competición en el que se jugarán el premio tan perseguido y deseado desde que allá por el mes de agosto comenzaran a entrenar. La primera de las cinco finales ya está en la saca.

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